Rafael Álvarez ‘El Brujo’ recibirá a las 20 horas el Premio Corral de Comedias, un galardón “maravilloso” y también muy especial y “simbólico” porque su estilo, subraya, es el de este espacio. “Mi forma de tratar con el público es la que propicia el espacio Corral que es netamente del teatro español”. “Mi estilo es el del pueblo, la conexión viva y emoción directa de la escena como decía Cervantes”.
“Hay artistas que son de pueblo, de capital e internacionales”, comentó El Brujo, para admitir que al principio de su carrera pretendía ser internacional, pero con el tiempo y la madurez “te das cuenta de eso son sólo mitos y, si le das significado, te encuentras muy a gusto con lo que tienes”. Así que cuando le comentaban que tenía que ir, por ejemplo, a Nueva York, miraba a su alrededor, actuando en plazas como Daimiel o Tomelloso, y se dio cuenta de que se lo estaba pasando bien con un estilo de pueblo que luego podía sosfisticarse con luces y vestuario por ejemplo en una producción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico pero, conforme iban pasando las funciones, se iba desvaneciendo el lazo del pastel y quedaba precisamente lo delicioso, es decir, la relación con el público.

Siempre ha cuidado esa conexión para sobrevivir con maestros como José Luis Alonso de Santos, comentó El Brujo, que aseguró que los clásicos, pese a ser un amor tardío ya que empezó a entenderlos a los treinta y tantos, le han dado la vida. Unos clásicos que cuando su magia rítmica te habla, te revuelve y te eleva el alma dormida es como “un arrebato”. Es un milagro que cuando sucede, como cuando a Santa Catalina de Siena se le posó una paloma, “lo único que puedes hacer es cantarlos, no ya recitarlos, ya que al cantar está toda esa magia rítmica”, ese equilibrio entre palabra y silencio.
En el Siglo de Oro hay “una mezcla de lo profano y lo sagrado. Eso lo tienen todos los grandes poetas que son el patrimonio de esta época: Lope, Cervantes, Quevedo, Fray Luis, Góngora, Calderón,…. Es lo sagrado y lo profano mezclado porque en definitiva ‘’todo es amor en quien de veras ama¡, como decía Boscán, otro de los grandes poetas de esa época”, apuntó El Brujo, para quien “en el pueblo está la sabiduría que los poetas toman y convierten en poesía”.

Ha aprendido mucho con “maestros” con los que ha trabajado como Fernando Fernán Gómez, Darío Fo, Gerardo Malla y José Carlos Plaza y de otros con los que no ha trabajado como Marsillach y Miguel Narros. “Todos ellos están ahora conmigo en el cuore”, aseguró El Brujo, que indicó que lo que le animó a dedicarse a la interpretación fue ver ensayar a José Carlos Plaza. “Vi un ensayo suyo y me pareció un espectáculo el ensayo en sí. Me enamoró”.
En cuanto a Almagro, le gusta hasta el calor. L fastidia cuando es tan recio y fogoso que “no puedes salir, pero cuando ya atardece y te vas a la Plaza Mayor, que es una cosa irrepetible, esa plaza es un milagro, y te tomas un refresco, una cerveza, un café, un lo que sea, es un momento maravilloso en el que ves el ambiente del Festival en la plaza, la gente que viene de fuera, los actores… Me gusta mucho Almagro”.