En las obra, tres mujeres muy dispares coinciden en la misma sala de espera de un tanatorio sin saber porque están juntas. No sé conocían de nada pero, esto no es obstáculo para comunicarse. Entre charlas, risas, nervios y reflexiones irán descubriendo cómo es su desconocida compañera, aprendiendo a sobrellevar está situación tan incómoda y surrealista que les ha tocado vivir.
El acto se inicia en un tanatorio, decorado con flores de colores vibrantes. En vez del habitual ambiente solemne, se respira una extraña mezcla de risas nerviosas y murmullos curiosos. En el centro, hay una mesa llena de aperitivos. Clara está revisando su teléfono, Inés pinta en un lienzo miniatura y María organiza unas galletas.
La escena se irá tornando en situaciones nada comunes, cómicas e incluso rozando lo absurdo a través de la vivencia de tres mujeres en una misma sala de un tanatorio preguntándose el motivo de estar reunidas en un museo, sin compartir ni difunto ni familia.

En este breve pieza teatral se ponen sobre la mesa los sentimientos frente a la muerte y la relación de pareja de las tres protagonistas que sólo parecen compartir tener que compartir una misma sala de tanatorio por una circunstancia que el espectador irá descubriendo al ir avanzando en la trama.
Tres mujeres de muy diferente condición social y estilo de vida. Tres mujeres que invitan a desmontar los estereotipos sobre “modelos de mujer” que han estado (o permanecen en parte) en las relaciones sociales.
Con dirección de Mariano Toribio, la obra está interpretada por Pilar Castellanos, Ester Agudo, Ángela Beteta y el propio Toribio.