No hay constancia de su representación en España de ‘El animal de Hungría’, pese a estar, a por su calidad, a “la altura de las obras emblemáticas” de Lope de Vega y será este viernes 23 y sábado 24, a las 22.45 horas, cuando podrá presenciarse en la Casa-Palacio de los Villarreal con dirección de Ernesto Arias, gracias al trabajo y entusiasmo del Colectivo Állatock.
Natalia Llorente, que encarna a Faustina, una de las tres protagonistas de la pieza, relató cómo un grupo de actores y actrices que acaban de salir de la Resad propusieron crear un taller a Arias, en el que abordaron textos poco conocidos y ahí apareció ‘El animal de Hungría’ que les “fascinó” de tal modo que se animaron a poner en pie su representación. El propio Arias, reconoció, no había leído el texto y se enamoró de la obra, al tiempo que admitió que, arrastrado por la ilusión del Colectivo Állatock (animal en húngaro) creado por los jóvenes intérpretes, no podía dejar pasar la oportunidad de montar este espectáculo para “hacer justicia” a un gran texto “lleno de poesía, humor, enredos, traiciones, celos e intrigas” y, en su conjunto, “muy entretenido”.
La obra se fundamenta en el mito del salvaje, como Segismundo de ‘La vida es sueño’, siendo la pieza de Lope anterior, y aquí con la particularidad de que, “curiosamente, las protagonistas son dos salvajes femeninas, una obligada a vivir de una manera salvaje y otra que nace en los bosques y es educada y crece apartada de la civilización”. La segunda, “casualmente llamada Rosaura”, transmite una mirada inocente sobre las cosas, las normas sociales, las costumbres y sobre cómo está todo organizado, lo cual es aprovechado por Lope para ponerlas en cuestión.
Lope, “a través de enredos muy entretenidos, pone sobre la mesa y cuestiona cosas que a lo mejor no encajan del todo, como ocurre en ‘El perro del hortelano’ donde una duquesa no se pueda casar con su secretario”, mientras que en ‘El animal de Hungría’, “a través de la inocente mirada de Rosaura, cuestiona todo un orden social, fundamentalmente, en relación con el vínculo hombre y mujer, el amor, el deseo, el despertar sexual, y todo eso con mucho humor y mucha poesía a la vez”.
“Si la obra no estuviera protagonizada por tres personajes femeninos como Teodosia, Rosaura y Faustina, sino por tres personajes masculinos posiblemente no hubiera quedado tanto en el olvido”, esgrimió Arias, aunque tampoco hay que olvidar otras dificultades de la pieza como el número de personajes, treinta a los que dan vida en esta producción un elenco de ocho intérpretes, y los cambios de espacio y temporales ya que, por ejemplo, pasan casi veinte años del primero al segundo acto, agregó Llorente.