A. R.
No ocurrió en Verona ni los que se enfrentaron fueron los Capuleto y los Montesco, sino que sucedió, según cuenta la leyenda, en tierras manchegas con los calatravos y los pozueleños encorajinados tras la cruenta batalla de Malas Tardes de 1328.
Pese al recelo entre ambas poblaciones, treinta años después surgió el amor entre los descendientes de dos de los protagonistas de aquella batalla: Sancho, hijo de Alvar de Miguelturra, y Blanca, hija de Remondo de Villa Real, quienes desafiando las consignas de sus progenitores decidieron que merecía la pena apostar por los sentimientos que les unían.
Ayudados por el abad franciscano Fray Ambrosio, sellaron su unión, pero cuando iban a emprender su huida fueron alcanzados en el camino del Humilladero –que comenzaba en lo que hoy es el parque de Gasset- por Remondo y sus huestes originándose un fatal desenlace en el que fallecieron los dos enamorados y el padre de la joven.
Testigo de ese amor que no quiso marchitarse por rencillas es la Cruz de los Casados que se alza el final del ahora centenario parque de Gasset y que simbólicamente une a ambas poblaciones, la de los churriegos y la de los culipardos.
Todo ello, con una primera parte que se basa en las referencias históricas de la batalla de Malas Tardes y una segunda en la leyenda de la romántica historia de amor entre Sancho y Blanca, aparece en el libro ilustrado ‘La Cruz de los Casados’, con guión de José Luis Sobrino y dibujos de Raúl Sierra.
Amor e intriga
Batallas medievales, amor e intriga son algunos de los ingredientes de esta publicación con un dibujo de línea limpia y de mucha calidad de un gran talento como Sierra.
En el marco de las actividades de ManchaArte se realizó ayer la presentación de ‘La Cruz de los Casados’, obra editada por Serendipia con la colaboración del Ayuntamiento de Miguelturra.