El carácter de él es tranquilo, el de ella, explosivo y congenian la mar de bien. Se conocieron hace cuatro años en Vitoria y hace dos que viven en Ciudad Real. “Se pasan todo el día riéndose porque no se entienden”, si se entendieran mejor estarían riñendo como hace todo el mundo, dice con buen humor Will, el hijo de la venezolana Ruth López, quien junto al danés Anton Bech contribuye a subir el ánimo de sus vecinos con canciones en el barrio de Los Girasoles en este “eterno” confinamiento.
A veces en la terraza de su vivienda de la primera fase de Los Girasoles, antes en un descampado próximo cuando podían juntarse los vecinos, y este jueves a la puerta de su casa, Ruth López cantó varias canciones de amor y para transmitir optimismo a la hora del aplauso a los sanitarios y todos los que aportan su granito de arena para sofocar los efectos de esta pandemia.
Anton, ingeniero de Vestas especializado en energías renovables que de joven, cuando tenía diecisiete o dieciocho años, era el técnico de sonido de su roquero grupo de amigos The New Times en Dinamarca, se encarga de los bafles, cables y ecualizaciones para que todo suene bien en la actuación de Ruth, a la que a veces también acompañan Will con la guitarra y su otra hija, actriz, con la pandereta.
Todos ellos conforman el grupo Rutíssimo, que está poniendo en marcha esta nueva fórmula de cantar para los vecinos, cada uno en las ventanas o puertas de sus casas. Se trata de un gesto que anima a los vecinos, “un canto a la vida” y una protesta ante las difíciles circunstancias actuales, mostrando que “la vida, la poesía, el arte y los sentimientos están ahí”, opina su vecino José González Ortiz, que aplaude con entusiasmo esta iniciativa musical, al igual que su hijo y esposa, para quien “se está haciendo duro tantos días de confinamiento… y lo que nos queda”.
Composiciones propias y versiones, entre ellas ‘Como tu mujer’ de Rocío Durcal, cantó Ruth, cuya creatividad le está animando a escribir una teleserie, que podría llamarse ‘Confinados’ con final feliz, que muestre las muy diversas circunstancias, a veces impensables previamente, y cambios de comportamiento y hábitos que está provocando el confinamiento.
Para Bech, que conduce un coche completamente eléctrico al igual que Ruth, con quien se comunica en inglés, esta etapa también debe servir como oportunidad para cambiar el sistema, apostar por energías menos contaminantes y una economía más sostenible. Así mismo, agrega Ruth, tienen que impulsarse nuevos proyectos y formas de trabajo en campos como el reciclaje, la agricultura y las energías que se adapten mejor a lo que necesita la gente y el planeta.