El presidente de la Diputación, en la presentación del volumen dedicado a los años ochenta que publica la Biblioteca de Autores Manchegos, mostró su disposición a “cualquier fórmula que nos permita trasladar este patrimonio al disfrute de todos”. Para Valverde, que al igual que el concejal de Cultura, Pedro Lozano, calificó a Herrera Piña como uno de los relevantes fotoperiodistas del país, su legado permite a muchos reconocerse en las décadas que retrata y a otros conocer cómo fue el pasado para entender mejor el presente y afrontar con mejor perspectiva el futuro.

Acompañado de Manuel Herrera, hijo del fotógrafo, y Laura Espinar, periodista y prologuista del libro, Valverde consideró muy acertada la fotografía elegida para la portada en la que aparece la palabra ‘Cambio’ en relación con una década de múltiples avances y transformaciones relatada a través de doscientas una instantáneas en blanco y negro con multitud de relevantes protagonistas desde Felipe González, José Bono y la Reina Sofía hasta ‘el Vaquilla’, Martes y Trece y Fedra Lorente ‘La Bombi’.

Entre ellos, están el ex alcalde de Ciudad Real, Lorenzo Selas, y el ex presidente de la Diputación, Francisco Javier Martín del Burgo, quienes acudieron a la puesta de largo de esta publicación que también lleva a reflexionar sobre el concepto de cambio ya que aparecen instantáneas de movilizaciones agrarias pidiendo justicia para el campo, reclamando ‘Democracia y Constitución’ o que luchan por evitar la despoblación –como la del proyecto del campo de tiro en Cabañeros-, temas que, aunque por inquietudes y cuestiones diferentes, están de plena vigencia, apreció Valverde, que también consideró que este libro es un homenaje a la prensa con fotografías en las que aparecen los propios profesionales cubriendo las noticias.

Valverde, que elogió a la BAM por su esfuerzo permanente de sacar a la luz los deseos, intenciones y creatividad de tantas personas y como en este caso recuperar un patrimonio que muestra la evolución de la provincia en la segunda mitad del siglo XX, destacó que queda mucho material inédito de Herrera Piña y se mostró partidario de establecer fórmulas para que este patrimonio no sólo sea de la familia de Manuel Herrera Piña sino de todos como fuente de investigación y uso para indagar sobre “lo que hemos sido y somos en el presente”.
Para Lozano, quien intervino en lugar del alcalde, Francisco Cañizares, por la triste muerte de la madre del primer edil, se trata de un libro de amor, el de la familia de Herrera Piña por conservar y difundir este legado, y también del fotoperiodista por su ciudad, así como por su profesión. Al concejal de Cultura, este libro le lleva a su adolescencia, a otros a su infancia, mientras que a quienes no habían aún nacido les permitirá conocer mejor su ciudad y provincia y cómo evolucionó en una década decisiva en el desarrollo del país.

A este respecto, se refirió Espinar que definió el libro como un documento histórico de referencia y de consulta obligada sobre una época en la que se sentaron las bases del estado del bienestar con numerosos avances a nivel cultural, educativo, sanitario e informativo.

Espinar resaltó la honestidad y naturalidad del trabajo de un fotoperiodista “irrepetible, forjado en la calle, al pie de la noticia”, que conocía, como Robert Capa, que “la verdad es la mejor fotografía”.
La prologuista ensalzó el trabajo “tenaz e infatigable” de la familia en la catalogación y digitalización del archivo de Herrera Piña, así como la sensibilidad de la BAM en la puesta en valor del trabajo de este fotoperiodista cuyo legado es muy útil para conocer mejor la historia reciente.

Este libro sobre los años ochenta es la tercera entrega que publica la BAM, tras el dedicado a los años cincuenta y sesenta y un segundo volumen sobre los setenta, del archivo de Herrera Piña, del que ya se han digitalizado 350.000 negativos gracias al respaldo de la Diputación, Globalcaja y la propia familia, comentó su hijo, que indicó sobre nuevos proyectos la intención de realizar una exposición solidaria para recaudar fondos para ONGs, editar un libro sobre las ferias taurinas y organizar unas jornadas con la presencia de fotógrafos nacionales, además de terminar de preservar el archivo ya que aún quedan por catalogar y digitalizar unos 60.000 negativos de los últimos años.