“No soy un muñeco ni de trapo ni cartón”, “Si quieres un genio en casa, ponte a estudiar, no ves que yo necesito jugar” y “No me digas que sí cuando es que no, que los pequeños también tenemos corazón” son algunas de las letras del divertido y también reivindicativo repertorio de ‘Yo Soy Ratón’, proyecto musical de Manu Rubio en el que da voz a las demandas de mayor presencia de los adultos, juego y comprensión de los niños.
Con guitarra y tambor chamánico, cascabeles en los tobillos y pedales de bombo y armonizador de voz, Rubio presentó en el antiguo Casino este viernes en solitario, aunque el proyecto cuenta con formatos de cuarteto, octeto e incluso con un coro de cuarenta niños, un ameno espectáculo con participativos cantajuegos que transmiten mensajes tanto para los chavales como para, “incluso más”, los padres y madres, animándoles a un “acompañamiento respetuoso del niño”, teniendo en cuenta su edad y necesidades, y convirtiendo en la medida de lo posible, con explicaciones y una presencia real, acciones como, por ejemplo, comer o asearse en algo placentero y no en una rutina u obligación.
Con ritmos tribales y country-rock, que recordaban a indios y vaqueros, el concierto comenzó con la canción protesta inspirada en el clásico tema del muñeco Pin Pon y la declaración en favor de las tardes para más juegos y menos deberes de un niño lobo que aúlla en las noches de luna llena, enlazada con la proclamación de ‘Como en casa en ningún sitio’ en la que un pequeño que está malito tras una mala noche pide poder quedarse en cama hasta recuperarse. Luego llegó la gestualizada letra iniciada por el temor ante ‘Tiburón a la vista’ y acudieron los ‘Superbasureros’ que limpian de desperdicios el mundo entero, sin olvidar la canción de los colores, cada uno asociado a una profesión y todos juntos a la de pintor.
Grandes y pequeños emularon a ‘La ballena’ que se lanza, entre otros aprendizajes, a escalar, correr, saltar y esquiar, y los muchachos se quejaron en la ‘Canción protesta’ cuando no se les tiene mucho en cuenta o se les dice que, por ejemplo, van a ir a un sitio cuando en realidad van a otro. El eco de la montaña también funcionó con un público muy implicado que se lo pasó genial con el cuento de Pachi y cómo su madre lo encontró tras meterse en el estómago de una vaca. Hubo que limpiarlo, sonó la canción de la ‘Caca’ y también la ‘Pedorreta de la paz’ reclamando voz para los más pequeños, que siguieron con entusiasmo juegos musicales como el de ‘Tongo, rey de la tribu’, que fue del máximo volumen al susurro y el silencio, a lo largo de un espectáculo enmarcado dentro de las actividades culturales de ManchaArte.