El jugador de balonmano ciudarrealeño Carlos Ocaña, se proclamó el pasado domingo 13 de agosto, campeón del mundo juvenil en Croacia tras derrotar en la final a Dinamarca por 28-23. Con este triunfo culminan en lo más alto tras ganar el pasado año el Campeonato de Europa en la misma categoría.
Para Ocaña la experiencia de ganar un Mundial “va a ser inolvidable, la verdad. Es el esfuerzo de todo un año y de todo un verano estar sacrificando, no poder estar con la familia, no poder estar con los amigos. Fue un momento que la verdad, cuando llegó el día de la final, nadie confiaba en nosotros. Todo el mundo decía que podíamos ganar, pero que no iba a ser un partido fácil y conseguimos poniendo los platos sobre la mesa y decir aquí estamos nosotros y vamos a ganarlo”.
El ciudarrelaño destacó que cuando los árbitros indicaron el final del partido “la verdad es que sentimos todos una euforia muy grande. No podíamos aguantar las ganas de saltar a la pista y a falta de tres segundos saltamos todos como locos a la pista para saltar y abrazar y celebrarlo. Y la verdad es que una vez terminada la celebración con todos, cuando estaba más o menos tranquilo, dije que no puede ser que sea campeón del mundo. No me lo creía y es una locura”.
El siguiente objetivo de Carlos tras ganar un Europeo y un Mundial es “seguir creciendo como jugador y poder seguir aportando en las siguientes categorías de la selección, si puede ser entrar en convocatoria y en cuanto al club marcarnos unos objetivos sobre todo el conseguir volver a Asobal tras descender a Plata la pasada temporada”.