El pasado agosto desembarcaba en el Caserío Sebastián Restrepo, un central colombiano que con su juego ha convencido a la afición del club. Los lazos con Colombia se estrechan más ahora con la incorporación de Carlos Álvarez, un pivote de 1,88 y 192 kilos que lleva más de un mes entrenando a las órdenes de Sati Urdiales. “Vengo ganas de aprender y aportar cosas al equipo”, explica el jugador de 22 años, que no solo comparte con Sebas lugar de nacimiento, Medellín, sino que, como él, forma parte de la selección colombiana que recientemente se colgaba la medalla de plata en los Juegos Bolivarianos.
“Aquí”, explica Álvarez, “el balonmano es diferente. Al principio me costó un poco, sobre todo en defensa, pero con los entrenamientos todo mejora. Y más en club como este, en el que me han acogido como una familia”.
Así pues, Urdiales aumenta un poco el número de integrantes de una plantilla que se ha visto mermada por las bajas de Javier Álvaro y José Luis Torres.
El Caserío juega este sábado a partir de las 18:00 en Melilla, con la intención de remontar el vuelo y acercarse a los primeros puestos, después de que “la primera vuelta de la liga se nos hiciera un poco larga, especialmente los dos últimos partidos”, como apunta Santiago Urdiales.
Por su parte, el presidente del Caserío, Antonio Caba, le puso un “notable alto” a lo que llevamos de temporada “en lo deportivo. En lo económico-institucional un bien, porque tampoco lo estamos haciendo mal. Prácticamente tenemos el presupuesto cubierto a mitad de temporada. La verdad es que yo estoy muy orgulloso de que este club esté haciendo cosas por el balonmano de la provincia y estoy muy orgulloso de todos los que formamos parte de él”.
