Jorge Ureña
Ciudad Real
Cuando el corazón toma en mando el balonmano suele ofrecer grandes espectáculos que en el caso de ayer terminó con un líder del Grupo F demostrando que, a día de hoy, reina también en casa.
El Balonmano Alarcos venció al Seguros Soliss Caserío (27-25) en un bonito espectáculo de esos que no gustan a los entrenadores pero que encienden a la grada. Si, además, los asientos son los de un Quijote Arena que es historia del mejor balonmano y congregan a más de mil espectadores, la fiesta del balonmano está servida.
Y el balonmano ofrece a veces partidos como el de este domingo, con emoción, pelea, entrega, alternativas y mucha deportividad. AL final, como tantas veces, decidieron las porterías.
Ganó el Alarcos y sigue feliz en lo alto de la tabla, en solitario ahora. Perdió el Caserío pero se fue contento con el partido realizado. Siguen últimos, pero dan sensación de más equipo que, además ha podido encontrar en Joao, una clave para lo que resta de temporada.
Los amarillos se presentaron sin complejos en casa del líder y le pusieron en muchas dificultades porque cuando hacen lo que saben son un equipo muy competitivo. Como, además, el Alarcos no supo matar el partido cuando tuvo ocasión, hubo emoción hasta el final.
En la primera mitad se vio que la primera línea de jugones del Caserío iba a tener muchos problemas para encontrar huecos en el 6:0 alarquista, pero poco a poco lo iban encontrando mientras su defensa intentaba parar las acometidas rivales muy bien dirigidas por Alvaro Torres que cuajó un gran partido.
Como en condiciones normales, el Alarcos tiene más facilidad para encontrar buenos lanzamientos, llegaron las primeras diferencias y la primera ocasión que tuvieron los de Márquez para romper el partido ya que se pusieron con un claro 9-5 en el minuto 20 y la sensación de que allí acababa el derbi.
Claro que si alguien daba por hundido al Caserío a esas alturas es que ha vivido en Orense (por poner un ejemplo suficientemente lejano) los últimos años.
Al equipo amarillo solo le hace falta un minuto para darle la vuelta al partido y esta vez encontró en la salida a pista de Joao -un tipo que le puede dar grandes alegrías- la excusa para venirse arriba.
El espigado zurdo atrajó la atención de la defensa local acostumbrada a parar a los pequeños de la primera línea amarilla y el Caserío econtró huecos suficientes como para hacer un 0-3 metiéndose otra vez en el partido.
Luego hubo un momento raro. El Alarcos se lió con las exclusiones salió a jugar con más efectivos de los que debía y se vió con dos exclusiones a la vez que el Caserío aprovechó para empatar el partido al descanso.
Al salir de vestuarios, Imedio mantuvo en pie el plan B con Joao en pista que daba más opciones en ataque. Aún así, Alarcos salió de nuevo enchufado y en cuanto recuperó a los excluídos puso tierra de por medio logrando dos goles de diferencia en el minuto 11 (17-15). Ahí apareció Joao que logró dos goles seguidos para empatar y dar otra alegría al Caserío que se lanzó a por el partido. A estas alturas las defensas ya no estaban tan pegajosas como en la primera mitad y los ataques encontraban más huecos.
Entonces apareció otra de las claves del choque. Si en la primera parte la aportación de los porteros estuvo pareja a un gran nivel, en la segunda la actuación de Mario Blanco fue sobresaliente y los porteros del Caserío no aportaron lo suficiente.
El meta del Alarcos cuajó unos minutos enormes que posibilitaron a su equipo pasar del 18-19 del minuto 15 al 23-20 del 13 gracias a paradas suyas ya a la aportación de los extremos que casi no habían aparecido en todo el partido.
Luego el Caserío volvió a intentarlo con el empuje de Joao lanzando desde lejos pero ya las pilas amarillas estaban muy justitas y la madurez del Alarcos les permitió gestionar bien las ventajas para llegar a un final cómodo y a una victoria justa pero muy, muy peleada.