VESTAS BM ALARCOS 22 |
AMENABAR ZARAUTZ 21 |
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Kotanidis, Manu Díaz (2), Martín Molina (6), Eloy Krook (2), Jota Serrano, Brian Negrete (4) y Sergi Mach (1) -siete inicial- César Beret (1), Victoriano Alises, Gonzalo Almansa (2), Asier Uraín, Javi de la Cruz, Héctor González (3), Carles Asensio (1) y Josh da Silva. | Julen de Carlos, Ander Garmendia (2), Mikel Iraeta (3), Xabat Olaizola (6), Mikel Beristain (2),Iker Ortiz (2) y Eneko Goenaga (3) -siete inicial- Aitor Atorrasgasti, Ander Eizaguirre, Ander Adarraga (2), Josu Atorrasagasti, Paulo Ostolaza e Ibai Pérez (1). |
ÁRBITROS Juan Pablo Visciarelli Lareo y Manuel Mohedano Fernández. |
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PARCIALES CADA 5 MINUTOS 3-0, 3-2, 5-4, 7-6, 10-8 y 11-11 (descanso); 14-11, 14-12, 15-14, 18-16, 21-19 y 22-21 (final). |
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INCIDENCIAS Partido de la quinta jornada en la División de Honor Plata de balonmano, disputado en el pabellón Quijote ARena ante unos 150 espectadores. |
El Vestas BM Alarcos resolvió con un triunfo muy sufrido y agónico en un mal partido. Eso fue lo único positivo, la victoria y los dos puntos, que pudieron perderse en los últimos segundos, algo que evitó Kotanidis al sacar un balón al visitante Mikel Beristain que hubiera supuesto el empate final. A ráfagas jugó el equipo alarquista, que no se encontró nunca cómodo sobre la pista, quizá porque acusó los tres partidos jugados en apenas seis días. Lo cierto es que no hubo soltura, ni frescura y sí alivio, un respiro hondo al final, porque se consiguió el triunfo. Aunque fuera con una imagen más que irregular.
En el comienzo el Alarcos impuso una potente defensa que secó el ataque rival. Y cuando éste la podía superar, ahí estaba el griego Kotanidis para sacar balones de la portería con tres paradas en los primeros cinco minutos. El resultado fue un alentador 3-0 inicial.
No marcó el Amenabar hasta casi el minuto 8, era el 3-1, que se convirtió a renglón seguido en el 3-2. Ahí mejoró entonces el cuadro vasco. Con diferencias mínimas para los locales siguió el encuentro durante varios minutos más de intercambios, hasta que los locales, con Brian Negrete y Martín Molina liderando el ataque, volvieron a coger la renta de tres arriba (7-4, min. 16).
Pero el duelo era de rachas positivas o negativas, para uno y otro, y el Alarcos no conseguía despegarse. El Amenabar se agarraba a la pista e, incluso, en inferioridad logró igualar el partido, resultado que no se veía desde el 0-0 inicial (8-8, min. 22). No le gustaba lo que veía al técnico Javi Márquez, que en ese momento llamó a los suyos a escucharle en un tiempo muerto.
Ese parón refrescó todos los aspectos del juego del Alarcos, especialmente el defensivo, que sumó más intensidad a su esfuerzo y más agilidad a las piernas. Y también apareció con más asiduidad Kotanidis para atajar. Un 3-0 favorable de nuevo condujo al 11-8. Y entonces el que paró el partido fue el míster del Amenabar.
El efecto fue similar al de antes, pero para el bando visitante, que respondió con lo mismo, un 0-3 a su favor. Y el resultado se quedó al descanso en un 11-11. Parecía claro que el Alarcos tenía mucho que mejorar.
El refrigerio vino bien. La premisa defensa y contraataque se debió recordar bien en el vestuario y así, con dos goles rápidos de Gonzalo Almansa y otro en estático de Eloy Krook, el BM Alarcos volvió a despegarse (14-11).
Tocaba entonces evitar lo que ocurrió en el primer tiempo, la reacción del Amenabar en esa ventaja de tres. Varias opciones tuvieron los locales para ampliar mucho más la diferencia, dos claras de Brian Negrete al contraataque, por ejemplo, que el extremo mandó alto. Esos errores y el todavía juego irregular parecían llevar a un final incómodo e imprevisible. No era lo esperado, pero así iba a suceder (14-14, min. 44).
Entonces sí que acertó Brian Negrete sus lanzamientos, más difíciles que los anteriores, para meter oxígeno junto con el brazo de Martín Molina y un golazo de ‘fly’ de Manu Díaz. Con eso en ataque y Kotanidis bien bajo palos se entró en los últimos nueve minutos con esa diferencia que resultaba infranqueable de tres arriba (19-16).
Pero no iba a haber tranquilidad. De uno era la ventaja a falta de cinco minutos (21-20). Cualquier error se iba a pagar muy caro entonces. Y ambos, en plena tensión, cometieron muchos para dejarlo todo a los segundos finales. A un minuto del final el marcador era de 22-21, Beret estrelló el balón en el larguero y, tras una enorme lucha por el balón en la pista, el Amenabar tuvo la última, a falta de tres segundos en las manos de Mikel Beristain desde el extremo. La figura de Kotanidis se puso delante para parar y evitar el empate. Hubo alivio entonces, porque la victoria se quedaba en casa, pero con enorme sufrimiento.