Francisco J. Otero
Ciudad Real
Con un tanto sobre la bocina, Lumbreras puso al Alarcos en la segunda eliminatoria de la Copa del Rey, después de que los ciudarrealeños firmaran un mal partido, especialmente en ataque, donde el equipo de Javier Márquez sigue teniendo mucho margen de mejora.
A pesar de ser el torneo del KO, ese que no ofrece segundas oportunidades, ni Alarcos ni Academia Octavio salieron a la pista del Quijote Arena con la fría mirada de los pistoleros. Más que un duelo a muerte, lo de ayer pareció, al principio, un entremés, programado en el descanso de la liga. Contribuyó a ello la enormidad del Quijote Arena y que ambos equipos llegaran con bajas. Los gallegos, conocidas; los ciudarrealeños, no. Se quedó sin vestirse, de corto se entiende, más que nada para darle descanso, Jesús Herrero, y tampoco lo hizo Jorge Villamarín, con el brazo en cabestrillo y que tiene en el dique seco para un par de meses.
La ausencia del portero, sin embargo, no se notó en exceso, porque Mario Blanco firmó una gran actuación, hasta el punto de que buena parte de la culpa de que el Huesca visite el próximo 28 de octubre Ciudad Real la tiene él.
Los de Javi Márquez defendieron razonablemente bien durante todo el encuentro, ante un Academia Octavio que hacía lo que podía, y atacaron mal, con mucha gente enfrascada en una guerra de guerrillas que no conducía a ninguna parte.
Costaba mucho hacer goles a los dos equipos. Después de un inicio más o menos ortodoxo, el Alarcos se secó en los últimos 15 minutos. Nelson y Fran Vidal buscaban el lanzamiento extrerior con poca elaboración. En las dos porterías, Jorge y Mario competían por alzarse con el título de mejor jugador del encuentro y los gallegos se marchaban hasta de cuarto tantos (7-11). La reacción final alarquista dejó la renta en tres tantos, lo que unido a otros tres tantos de inicio en la segunda parte colocó al Alarcos por delante.
Respondió el Academia Octavio con un 0-3 y el Alarcos con otro 5-0 que amenzaba con romper el encuentro pues la ventaja era de tres (17-14). Pero no, el equipo ciudarrealeño decidió complicarse la vida y volvió a precipitarse en ataque. Iglesias empezó a lucirse, hasta convertirse en el máximo goleador del encuentro.
La defensa y la portería permitió al Alarcos mantenerse en el encuentro. Un gol de Torres ponía el 23-23 con el que se entraba en el último minuto, en el que los colegiados echaron una mano. Primero en el ataque gallego, no pitando un penalti en seis metros a Iglesias que parecía claro. En el postrer ataque, Nelson cargó el brazo y descargó un lanzamiento seco al larguero. El rechace lo cogió Lumbreras, probablemente pisando el área, y marcando sobre la bocina el tanto que llevaba al Alarcos hasta la segunda parada de esta Copa del Rey.
BM Alarcos: Mario Blanco, Lumbreras (2), Nelson (3), Negrete, Peña, Manu Vázquez (2) y Granados (1)- siete inicial- De la Cruz, Javi Álvaro, Toni (2), Candeleda (3), Serrano (1), Fran Vidal (6, 2p), Álvaro Torres (2), Andrés Sánchez (2) y Antonio Rodríguez.
Academia Octavio: Jorge, Borja (3, 1p), Conde (1), Quintas (1), Hermida (2), Gayoso (2) e Iglesias (8, 2p) – siete inicial- Veiga, Figueiredo (3), León, Bermúdez (1) y Piñeiro (2).
Árbitros: García Vico y Sammartín Almazán. Excluyeron dos minutos a Nelson, Peña y Andrés Sánchez; Quintas, Figuereido, Gayoso e Iglesias.
PARCIALES: 3-3, 5-5, 6-7, 7-9, 7-10, 9-11, descanso, 12-13, 16-14, 18-18, 19-20, 21-22, 24-23 y final
INCIDENCIAS: Quijote Arena, unos 350 espectadores.
MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA