Vencer la pasada semana fue para Cabezuelo encontrar un bote salvavidas, que les hizo ver que el equipo estaba trabajando en la buena dirección y que tal vez, sólo faltaba ese puntito de suerte para enderezar el camino en un inicio de temporada que se estaba atragantando.
Con esa seguridad, se ha presentado esta semana el equipo socuellamino en Alcalá, queriéndose demostrar que lo visto, no fue un espejismo sino las consecuencias del trabajo bien hecho.
Así, empezó mandón el equipo local, ante un Cabezuelo que supo ir creciendo poco a poco, consolidándose bajo los aros, para hacer del rebote tanto en ataque como en defensa, el factor clave para hacerse fuerte.
Gracias a la labor en la pintura, el equipo supo encontrar su posición favorable en la cancha, para darle vuelta a los primeros parciales que lo mandaron uno abajo al término del primer cuarto.
En el segundo, los de Socuéllamos fueron más eficaces en su juego y encontraron el aro con una mayor facilidad, con transiciones muy rápidas a las que no llegaron los defensores madrileños.
Esto permitió no sólo darle la vuelta al primer cuarto, sino empezar a poner tierra de por medio, hasta colocarse seis puntos arriba para irse al vestuario 29-34.
El tercer cuarto, el Cabezuelo mantuvo el buen ritmo anotador, y fue definitivo para mantener a Alcalá a una distancia considerable, para saberse favoritos en los últimos compases del partido. De nuevo, llegaron a los dobles dígitos anotadores, con un parcial de 12-20, que les ponía 13 arriba en el marcador.
Con ventaja clara, el último cuarto, Socuéllamos bajó en parte su intensidad en las transciones, jugando posesiones más largas, con el claro objetivo de hacer que corriese el crono.
Las jugadas de Alcalá fueron más precipitadas, y pese a recortar distancias, el trabajo ya estaba hecho para un Cabezuelo que ha conseguido su segunda victoria consecutiva de la temporada, en lo que ha sido uno de sus partidos más corales desde que arrancó el año.