43
28
3-1, 7-5, 11-6, 14-8, 18-10 y 23-13 (descanso); 26-15, 29-18, 34-21, 38-24, 40-26 y 43-28 (final).
Ya era para el ID Energy Caserío un premio estar en la fase final de la XLIX Copa del Rey y los ciudarrealeños querían alargar este disfrute lo máximo posible junto a los aproximadamente 700 aficionados que casi llenaban una grada lateral del Olivo Arena de Jaén. También eran conscientes de la dificultad de hacerlo, con un partido de cuartos de final ante el Bidasoa Irún, el subcampeón de la liga Asobal. Y los irundarras, que impusieron su superioridad desde el principio, no dieron opciones para eliminar a los nuestros por un contundente 43-28 y meterse en semifinales, en donde se medirán, previsiblemente, al Barça.
Así acaba una gran temporada del Caserío, que alcanzó las semifinales de la fase de ascenso a Asobal en las que perdió por un solo gol y se metió en esta copera, haciendo historia al ser el primer equipo de Plata en conseguirlo. En Jaén se cerró para los de Santi Urdiales un curso que ha servido al equipo y al club para crecer, para volver a hacer sonar a Ciudad Real en el balonmano nacional y para despertar de nuevo la ilusión en la afición, identificada con el pundonor y el compromiso de los jugadores. El objetivo, como señalaba la entidad, se ha conseguido.
Poca historia tuvo este partido de cuartos. El Bidasoa dominó desde el inicio y no dejó nunca al Caserío meterse en el choque y ponerle nervioso, pese a que lo intentaron de todas las maneras posible. De diez ya ganaban los vascos al descanso (23-13), para terminar imponiéndose por quince (43-28). Eso sí, pese a la clara derrota, la afición amarilla disfrutó la fiesta vitoreando y animando a su equipo y al pabellón hasta el final.

No empezó bien el Caserío el partido, con varias pérdidas en ataque que llevaron al Bidasoa a tomar una ventaja inicial de 3-0.
El primer gol de los ciudarrealeños en la Copa llegó en el 4:40, obra de José Andrés Torres, elegido MVP al final del partido. Pareció ahí ya meterse mejor en el choque, pero una exclusión de José Palacios y dos tantos del rival lejanos con portería vacía colocaron el 6-2 (min 7). Santi Urdiales pidió tiempo muerto.
Ese parón valió para tener dos aciertos consecutivos y reducir la ventaja al 6-4, con goles de Canepa y José Andrés Torres. Pero el Bidasoa volvió a apretar en defensa y a estar bien en ataque para alcanzar los cinco goles casi al cuarto de hora (10-5).

Con el Caserío jugando con siete en ataque y a portería vacía logró aguantar ese tirón de los irundarras, cuyo jugador Jakub Sladkowski fue descalificado por un claro agarrón en el brazo en el tiro de Torres. El siete metros de Ángel Pérez lo paró Mehdi, su tercera parada desde ese punto al Caserío, una anterior también a Ángel y otra a Nico Barceló.
Un hándicap en esos errores y otros más en ataque (ocho pérdidas) que ayudaron al Bidasoa a romper el encuentro a su favor con un +9 (17-8). Al descanso y con un tanto de Asier Iribar a falta de pocos segundos, los de Irún se marcharon ganando por un claro 23-13.

Con energías renovadas salió el Caserío en la segunda parte manteniendo el ataque de siete. Giovagnola sustituyó a Óscar Ruiz en la portería, en la que también se estrenó Fernando Romero para atajar un siete metros y un posterior rechace en los minutos iniciales. El tiempo pasaba y el Bidasoa ampliaba la ventaja (28-16, min. 37).
Esa diferencia de goles ya era una losa muy grande, pero el Caserío, como siempre, siguió peleando en la pista y Urdiales trató de alentar si se bajaban los brazos, pidiendo un tiempo muerto con 32-19 (min. 43).
No podían los amarillos disminuir la renta de un rival que no frenaba su ritmo y que seguía castigando la portería ciudarrealeña. Aun así, la afición no paraba de animar a su equipo, reconociendo la entrega de los suyos. Se perdía de muchos, pero era una fiesta igual para los ciudarrealeños.
Con 38-24 se entró en los diez últimos minutos, los que parecía claro que iban a ser ya los últimos de la temporada para el Caserío. Fernando Romero salió bajo palos para lucirse con varias paradas antes de que Urdiales solicitara un tiempo muerto no para dar instrucciones, sino para que todo el equipo aplaudiera y diera las gracias a sus aficionados, que mostraban el orgullo que sentían por sus jugadores. Gran detalle final de un partido que terminó con un 43-28. Así finalizó la fiesta de la Copa para el Caserío. Y así concluyó su grandísima temporada.