Enrique Morales e Ismael Serrano llevan juntos toda su vida gracias al fútbol. Con 18 años –harán los 19 en septiembre y noviembre, respectivamente- representan a la nueva hornada de la inagotable y prolífica cantera amarilla, a la vez que ejemplifican la decidida apuesta del CF La Solana por la gente de casa. Muy pocos clubes, por no decir ninguno, de Tercera División, pueden decir que la mitad de su plantilla tiene pasaporte local.
Se trata de una política tan hermosa como arriesgada. Enrique viene de jugar en Liga Nacional Juvenil e Ismael en Liga Provincial. Dar el salto a Tercera es vertiginoso. El club lo sabe, y lo asume. Y ellos también. Ambos fueron presentados sobre el natural de La Moheda y no se arrugaron. “Por qué no puedo pelear por un puesto”, se preguntaba Enrique cuando le hablábamos de medirse con los Juli, Sancho, Diego Sevilla y cía. Mientras, Ismael insistía en una frase: “tengo una gran confianza en mí mismo”. Dice tener un poco de Pirri, otro poco de Raúl Delgado y otro poco de Almarcha, por ejemplo. “Soy medio centro defensivo pero también tengo llegada arriba”.
Ambos futbolistas han sido almirantes en sus respectivos equipos esta temporada. Enrique ha sido elegido mejor central de la Liga Nacional Juvenil en el Manzanares. Ismael ha sido el faro del juvenil amarillo. Ahora, serán soldados rasos y deben llegar a su nuevo vestuario con ansias de progresar y, a ser posible, acumular minutos. Los dos admiten que volver a estar juntos será una motivación extra para sentirse menos solos en una jungla que nada tiene que ver con la dulce arboleda de donde proceden. La mezcla de calidad, ambición y humildad serán sus mejores consejeras. El futuro es suyo, si saben aprender del presente.
