La crisis actual nos ha obligado a parar forzosamente en todos los ámbitos deportivos y, desafortunadamente en el caso del Villarrubia, este parón llegó en un momento en el que los resultados en términos generales eran positivos y la curva de rendimiento se encontraba en ascenso.
Hoy, casi dos meses después del último encuentro, debemos comenzar a normalizar toda esta situación, tomando todas las medidas pertinentes para proteger no solo al jugador, sino a su entorno y evitar así repuntes de la infección que nos lleven a un nuevo confinamiento.
A la hora de pensar en prevenir lesiones, es decir, en intentar evitar que los jugadores sufran determinados daños o al menos disminuir la posibilidad de que esto suceda, debemos contemplar las características del deporte, así como las de cada uno de nuestros atletas.
De una forma sencilla, podemos dividir los factores de riesgo en extrínsecos e intrínsecos. Los servicios médicos tendremos mayor influencia sobre aquellos que dependen del jugador y no de lo que sucede por fuera de él o de lo que el medio le impone. Por tanto, los factores de riesgo extrínsecos deben ser contemplados y tenidos en cuenta, pero el programa preventivo será desarrollado basándose en los factores de riesgo intrínsecos, que son aquellos sobre los que se puede tener mayor influencia.
Desde el punto de vista médico, es fundamental concienciar al jugador para evitar una lesión, hacerle partícipe integral de su fase de readaptación a la práctica competitiva de alto rendimiento. Para esto es extremadamente necesario la labor del preparador físico, teniendo en cuenta los principios de la planificación de prevención de lesiones, (multilateralidad y polivalencia de la carga, especialización, individualización, alternancia cíclica o periodización).
Como consejo personal a mis jugadores y, en general, a cualquier deportista que vaya a retomar su práctica deportiva, le diría que es importante escuchar al cuerpo y hacerle caso. Si cuando realicemos una actividad deportiva percibimos un dolor relacionado con el ejercicio, hemos de disminuir la intensidad del ejercicio hasta que desaparezca el dolor. No debemos admitir la típica frase “si hay dolor mejoraré mi rendimiento”. En esta situación no está permitido, salvo que nos arriesguemos a lesionarnos.
Por último y al margen de las lesiones deportivas, no debemos olvidar de la gravedad de la situación actual, por lo que es preciso extremar las medidas de seguridad y recordar que siempre debe primar el bien común antes que el individual.
José David Bravo Corrales
Facultativo Especialista de Área en el Hospital Virgen de Altagracia de Manzanares.
Responsable de los servicios médicos del Formac Villarrubia FC.
Formación
Médico Especialista en Medicina Física y Rehabilitación (Complejo Hospitalario de Toledo).
Traumatólogo del Deporte (UCAM Murcia)
Ecografía Musculoesquelética (Universidad Francisco de Vitoria)
Especialista en Dolor. (Universidad de Cádiz)
Medico de Equipo (Barça Inavation Hub)
Valorador del Daño Corporal (UNED)