José Manuel Cuesta García-Muñoz (Daimiel, 8 de octubre de 1985) dio el pasado 6 de junio el pitido final a su carrera como árbitro de fútbol. Fue en el encuentro que midió al Pedroñeras y al Almansa, el último partido de la fase por la permanencia en Tercera División. El equipo local ya estaba descendido matemáticamente, mientras que el Almansa hizo los deberes anteriormente para certificar su permanencia en la categoría.
El resultado final fue de 4-3 para el Pedroñeras en el partido más especial para Cuesta García. Siete goles, tres amarillas, una roja directa, diez cambios y un ambiente inolvidable fue lo que le ofrecieron a Cuesta en su último partido mientras estaba acompañado de su mujer, su hija, familiares y amigos del mundo del fútbol. Una cita inolvidable.
👩🏾⚖️ Cuesta García-Muñoz se retira después de 19 años en el arbitraje
🎥 El colegiado se despidió con el cariño de su familia y el reconocimiento de los futbolistas de @CD_Pedroneras y @UDAlmansa 👇🏾 pic.twitter.com/so9xNnsbbw
— Deportes CMM (@DeportesCMM) June 6, 2021
¿Qué sabor y qué emociones le dejó el último partido?
Fue muy emotivo. Fue mi familia, que en 19 años solo habían ido dos o tres veces. Era la primera vez que iba mi hija y de las pocas que fue mi mujer. Los jugadores lo sabían y ayudaron mucho. El último pitido final fue una sensación bonita y amarga de “hasta aquí hemos llegado”. Se te juntan las emociones de la nostalgia, de algo que vas a echar mucho de menos y la tranquilidad de haber dado lo mejor de ti en todos estos años. Los dos asistentes se coordinaron y me hicieron un pasillo junto a los jugadores y mi familia esperó al final del pasillo para ponerme los pelos de punta. Fue la guinda del pastel. No me despedí en un Bernabéu, pero sí fue la despedida soñada, en Las Pedroñeras, con un partido de Tercera y con un gran ambiente en el que todos me ayudaron.
Todo árbitro debería saber cuándo va a ser su último partido para despedirse como Dios manda. La verdad es que me siento muy afortunado y agradecido.
¿Cuántas temporadas has estado arbitrando?
Pues, más o menos, diecinueve temporadas. Realicé el curso de árbitro en el año 2002 y desde entonces empecé en la 2002-2003 en categoría juvenil. En la 2004-2005 conseguí el ascenso a Segunda Autonómica, donde estuve dos temporadas. En la 2005-2006 ascendí a Primera Autonómica Preferente, donde estuve cuatro temporadas. Y en la 2009-2010 fue mi ascenso como número uno en la clasificación de ascenso a Tercera, donde he estado doce temporadas. En definitiva, muchas temporadas, muchos partidos, muchos momentos y muchos amigos.

¿Qué eventos más importantes recuerdas haber arbitrado o como asistente?
La verdad es que he tenido la suerte de vivir muchos momentos y muy buenos partidos. Recuerdo, por ejemplo, cuando fui de asistente al play off de ascenso a Segunda entre la Balompédica Linense y el Mirandés, o arbitrar el play off de ascenso de Preferente a Tercera entre La Gineta y Torrijos. También estuve en dos play offs de ascenso a Segunda B: Algeciras C.F. – CF. Peña Deportiva Santa Eulalia y Málaga CF “B” – CF. Vilafranca. Y de asistente, en una fase de Ascenso a Segunda División entre el Cartagena y el CD Alcoyano.

Después de tantos años, ¿con qué te quedas del arbitraje?
Son muchas cosas las que he vivido como árbitro y como asistente, pero la que queda por encima de las demás son las amistades que haces con los compañeros. Al final son tantas horas de viajes, pruebas físicas, exámenes y partidos que terminas forjando grandes amistades. Eso es lo más grande, sin duda.
¿Ha evolucionado el arbitraje en todos esos años?
Sí y en todos los aspectos, empezando por la tecnología. Cuando yo empecé, el árbitro no se servía de ningún aparato tecnológico y hoy en día los intercomunicadores son elementos imprescindibles. La preparación física es otro apartado que toma mucha importancia y este área se controla con varias pruebas físicas a lo largo de la temporada. También ha cambiado la forma de preparar los partidos. Desde hace unos años en Tercera División los árbitros también hacemos trabajo de scouting pre partido a los equipos que vamos a arbitrar para intentar que salga lo mejor posible.
¿Qué personas te han marcado más en tu carrera de árbitro?
No podría decir una persona únicamente. He tenido la suerte de formar parte como árbitro asistente en las escuadras de grandes árbitros: Escudero Marín, Arcediano Monescillo, López López, Muñoz Mayordomo, Díaz de Mera, González del Campo y de todos ves algún detalle que te llama la atención o aprendes algo que haces tuyo en tu forma de arbitrar. También hay otras personas en el Comité de Árbitros que trabajan a la sombra y que me han marcado mucho como grandes personas.

¿Qué momento recuerdas con más ilusión y como más especial?
Durante tantos años hay muchos momentos especiales. A mí siempre me queda un especial recuerdo de las fases de ascenso, tanto las dos que realicé como árbitro principal en Málaga y en Algeciras, pero, sobre todo, la fase de ascenso a Segunda División, en la que fui de asistente en el partido entre el Cartagena y el Alcoyano.
Con el cambio en la presidencia y desde tu experiencia, ¿cómo ves al Comité Técnico de Árbitros de la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha a nivel nacional?
El Comité goza de buena salud. A nivel nacional se valora el trabajo y el esfuerzo y desde hace años el CTA está trabajado duro desde las categorías bajas para poder tener los máximos representantes castellanosmanchegos posibles en la élite. La nueva junta directiva ha seguido esa línea con su propio estilo, pero siempre buscando lo mejor para los árbitros de Castilla-La Mancha y se están haciendo grandes cosas.

¿Hay mimbres en el arbitraje de CLM?
Por supuesto. Como he dicho antes se está trabajando mucho desde la base, hay grandes profesionales realizando una labor encomiable: informes, grabación de partidos, feedback, pruebas físicas, charlas técnicas… Trabajo que redunda en una mejor preparación de los árbitros y, por lo tanto, en más opciones de ascenso.
Una vez puesto fin al arbitraje, y ahora ¿qué?
Me gustaría seguir vinculado al Comité, en función de mis compromisos personales y laborales dependerá hacerlo de una forma u otra. Es una institución donde he estado más de media vida y, aunque ya no esté en activo, nunca dejaré de sentirme árbitro.