“Llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo…Llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino“. Esas fueron las últimas palabras del último discurso, que en el otoño del año 74, Juan Domingo Perón pronunció días antes de morir, emocionado, con la voz entrecortada, ante miles de personas, desde el balcón de la Casa Rosada. Esas mismas palabras, una a una, valdrían perfectamente para describir lo que se vivió, lo que se vio y lo que se oyó el pasado martes en el estreno del nuevo Virgen de la Cabeza. Nunca se había visto nada igual en Valdepeñas. Aquello fue una locura, un maravillosa y ensordecedora locura que hizo volar la imaginación, que hizo soñar que era posible sacar algo positivo del partido que estaba por disputar, porque había un partido que disputar, que duró poco, porque cuando Inter comenzó a jugar, el partido se acabó. Dos detalles para el recuerdo. La manera de acariciar el balón de Ricardinho en su tercer gol. Y la valentía de Álex Naranjo, que cuando salió, hizo o intentó hacer, que no es poco, lo que sentía, sin importarle mucho si era Inter al que tenía delante.
Si en el año 78, un grupo de amigos de Irurzun, con el fin de divertirse en las fiestas del pueblo, crearon un equipo de fútbol sala al que llamaron Xota, en el año 2001 y unos 100 kilómetros más al sur, en la Ribera Navarra, otro grupo de amigos, estos eran 5, también decidieron crear un club de fútbol sala, pero esta vez para que por fin en su comarca hubiera un equipo federado de este deporte. Se establecieron en Tudela, el pueblo más grande de la comarca, e hicieron que pareciera fácil lo que en realidad es muy difícil. Pasar en 8 temporadas de jugar en categoría provincial a la Segunda División, y en otras dos, con el nombre comercial de Ríos Renovables, en el año 2011, ascender a Primera División. Fue entonces cuando Ribera Navarra, que así se llama el club, decidió renovarse, cambió su estructura interna, su imagen corporativa y su escudo, para luego en la temporada de su debut lograr la permanencia después de sufrir mucho, después de perder 15 partidos y quedar 5 puntos por encima del play off de permanencia, que en aquel momento todavía se disputaba.
José Lucas Mena dejó de ser José cuando sus amigos decidieron que ya no le iban a llamar más así, porque por su manera de andar y por el personaje de dibujos animados pato Lucas, que en ese momento se veía por televisión, a José le iban a llamar Pato. Pato como entrenador es especial, porque allí donde estuvo siempre sucedieron cosas extraordinarias. Sucedieron en Manacor, donde llegó cuando el club luchaba por sobrevivir en la Segunda División. Lo estabilizó, lo ascendió a Primera, lo llevó al play off por el título, y después de 9 temporadas y sentar las bases de lo que hoy es Palma FS, se fue a Tudela. Y claro, allí también sucedieron cosas extraordinarias. Porque desde su llegada al club, que acababa de salvar la categoría tras su debut en Primera, y durante las 6 temporadas que de momento ha estado allí, Ribera Navarra ha sido habitual en la Copa y en el play off por el título. Pero más allá de eso, Pato es un formador, al que le gusta trabajar con el jugador joven, porque sabe que cuidar la cantera es una manera de hacer fuerte al club desde la base. Por eso, si le preguntas, él prefiere tener plantillas cortas para que los canteranos puedan llegar a tener su hueco.
Aparte de que sus clubes de fútbol sala nacieron en fechas muy próximas, de que su número de habitantes es casi el mismo. Aparte de que Valdepeñas es la ciudad del vino y Tudela es la huerta de Navarra, aparte de todo eso, ambas poblaciones tienen en común que su pabellón municipal ha sido reformado hace bien poco. Y es que Ribera comenzó la temporada jugando en Pamplona y a finales de octubre volvió al Ciudad de Tudela.
Desde hace dos años ya sabían en Tudela que el pabellón no estaba bien, que tenía 35 años y nunca había sufrido ninguna reforma, que no tenía salidas de emergencia, ni bocas de incendio, que las calderas estaban al lado del depósito del gasoil y que tenía unas goteras tan grandes, que en una ocasión tuvieron que suspender un partido porque la pista quedó impracticable. El asunto llegó a tal extremo, que la afición navarra, harta de esperar, aprovechando un partido en casa, se dedicaron a cantar, a reivindicar, a exigir a las autoridades que en el palco se dieron cita la necesidad de reformar el pabellón. Les sacaron pancartas cuando llegaron al palco, en cada tiempo muerto del partido, en el descanso y al finalizar el encuentro, con el grito de “¡Caldera solución!”, que es como allí se le llama al pabellón. Porque si sobre todo en algo se parecen Valdepeñas y Tudela, es que tienen unas aficiones maravillosas, solo que una es azul y la otra naranja. Aunque en el fondo son iguales.
El partido de este sábado es fundamental para Ribera Navarra. Quedan 3 jornadas para que acabe la primera vuelta y está a 3 puntos del último puesto que permite jugar la Copa. Necesita ganar con urgencia. Valdepeñas necesita puntuar, durante toda la temporada lo va a necesitar.
En la pista, el partido será de los de verdad, de una enorme exigencia, donde las equivocaciones y la sola idea de perder seguramente condicionen mucho el resultado final. En las gradas se vivirá algo maravilloso. Porque si por una parte, estarán los de naranja, con sus tambores y sus canciones, ubicados donde siempre, en el lateral pequeño, el de la diminuta grada de apenas tres filas, allí donde van los jugadores a celebrar sus goles; por la otra parte, estarán los de azul. Porque si, irá gente de Valdepeñas, de nuevo el equipo no estará solo. Allí estarán en una esquina o en un fondo, ya veremos, los Kikillistas, que hace mucho que no viajaban, algunas familias y puñado de locos más, con sus tambores, con su megáfono, con sus canciones, orgullosos de vestir por cualquier lugar de España la camiseta azul, la del escudo de los balones y las uvas, la de la cepa dorada y el fondo rojo, deseando que los jugadores de Valdepeñas vayan a su lado a celebrar los goles y así enloquecer todos juntos, una vez más, como siempre hicieron. Ojalá todo salga bien.