«Cuando recibí la llamada de la selección fue casi como volver a nacer deportivamente». Así de contundente se expresa Juan Emilio Gil sobre su vuelta a jugar con España casi cuatro años después de romper con todo y dejar el fútbol sala. Un regreso, además, con gol ante la República Checa. Una salida de los infiernos progresiva pero que le ha devuelto a lo más alto. «Me encuentro en el mejor momento de mi vida a nivel personal y deportivo», confiesa a los medios oficiales de la Selección Española.
El año 2019 estaba siendo muy bueno para el pívot en lo deportivo. Era un fijo en la selección y parecía ir todo sobre ruedas. Pero dentro algo no funcionaba. «No sabía lo que me pasaba realmente y tomé el camino fácil de desaparecer radicalmente. Tenía que ir a entrenar y no quería ni levantarme, pero no ya a entrenar. Ni siquiera levantarme», reconoce.

Fue un momento muy complicado, pero que le llevó a romper con todo. «He tomado malas decisiones, pero hoy en día creo que me han hecho ser lo que soy ahora. Creía que por pedir ayuda perdías valor y respeto, pero el respeto se pierde tomando malas decisiones», reconoce. El punto de inflexión llegó al conocer a Ana, su actual pareja. «A raíz de dejarlo ha sido como un camino que hemos llevado juntos. Ha sido un proceso con grandes altibajos, pero con sacrificio mío y suyo es una satisfacción».
Dentro de ese romper con todo estuvo la selección, a la que no acudió en enero de 2020 por esos problemas personales. «No es que no quisiera, es que quería dejar el fútbol sala. Un chico de 21 años que le llaman y no va, por lo que sea, pero además sin dar explicaciones. Eso fue lo peor. Si lo explicas, igual te entienden, pero de esa manera pensaba que era inviable volver. Al llamarme otra vez volví a nacer, era algo que tenía conmigo mismo. Me arrepiento de no contar las cosas como tenía que contarlas», asegura.

La lección que deja y el mensaje que lanza es muy claro: «Si trabajas y te lo dejas todo puedes recuperarlo todo, pero no vale con decirlo, hay que hacerlo. ¿Cómo no te vas a equivocar con 20 años? Claro. Pero hay que saber levantarse». De hecho, en su cuerpo queda un gran símbolo de esa etapa: «Todos los tatuajes que tengo son de esa época. De hecho, tengo uno sin acabar y no lo voy a hacer. Creo que me lo hice en una etapa que no fue buena y ahí debe quedarse».