Carlos Camacho Narváez sigue siendo un trabajador esencial en este estado de alarma por el COVID-19. El ex futbolista ciudarrealeño y militar continúa trasladándose algunos días Madrid a su lugar de trabajo, el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), en pleno Paseo de la Castellana y en donde, ahora con servicios mínimos, ejerce su profesión en el servicio de interior y protocolo. “Al igual que cuando cerraron los centros escolares, aquí enseguida se cortó todo, pero tenemos que continuar con el mantenimiento del servicio”, explica, subrayando que se toman al máximo todas las medidas preventivas necesarias.
El ex jugador de equipos como el Manchego, Piedrabuena, Daimiel o Villarrubia viajaba a la capital en el AVE antes de esta situación. Ahora lo hace a las 6 de la mañana en su coche, “para evitar así tener que coger el tren y el cercanías”. Y en ese desplazamiento a Madrid confiesa que el tiempo que pasa en el volante “te da mucho que pensar”, más cuando es testigo por la autovía del tránsito de “muchas furgonetas fúnebres”.
Un panorama que califica de ‘casi dantesco’ y que Carlos Camacho une al desolador que vive por las calles de Madrid. “Llevo 21 años yendo allí a trabajar e impacta mucho ver las calles desiertas, la Castellana sin coches, ni gente. Que esté así una ciudad tan viva como Madrid, una ciudad que nunca duerme, llama mucho la atención. La realidad supera a la ficción”, confiesa y tiene claro que “hay mucho miedo e inseguridad en las calles”.
En su centro de trabajo tiene contacto con militares y guardias civiles, cuerpos de seguridad que en estos momentos se encuentran en primera línea de la batalla contra el maldito coronavirus. “Están en la calle y saben que están muy expuestos a ser contagiados o también a contagiar a la gente, porque aunque no tengan síntomas pueden estar con el virus”, señala un Camacho que, además, tiene un cuñado que ejerce también de guardia civil.
También a un familiar del ex futbolista le ha tocado sufrir el virus, afortunadamente sin gravedad, por lo que asegura tajantemente que en esta situación “el deporte va más allá de un segundo plano. Lo más importante es la vida. Ojalá llegue pronto una vacuna para evitar que se vayan más seres queridos”, desea, y lamenta que “esto no se haya frenado antes”.
Carlos Camacho, que colgó las botas en el Manchego a final de la pasada temporada a los 42 años, ha sido un referente en el fútbol provincial y regional de Tercera División. Y, por supuesto, sigue muy pendiente de todo lo que ocurre en él. Ahora, a pesar de esta situación en la que lo vital es la salud, también tiene su opinión sobre lo que puede pasar con el campeonato liguero, algo que mantiene en una gran incertidumbre a los clubes provinciales: “Creo que va a ser difícil que vuelva a arrancar. Pero será una decisión difícil, porque algunos equipos se beneficiarían indirectamente y otros serían perjudicados por la apuesta económica que han hecho y que les ha llevado a estar arriba en la clasificación”.
Precisamente sobre la economía de esos clubes modestos, Camacho opina finalmente que se verá muy perjudicada tras esta crisis por el coronavirus. “Las empresas ahora posiblemente vayan a aportar menos y muchos equipos lo pueden pasar mal. Habrá que volver a equipos de jugadores provinciales, con presupuestos muy bajos. Será la decisión más acertada”, sentencia.