|
CD MANCHEGO 0 |
ALBACETE B 2 |
|---|---|
| Nico, Ángel, Miguel, Víctor, Poblete, Diego Rivas (Carlos Lucio, 87′), Willian, Fernando, Jesute, Rubén Gómez (Antonio, 60′) e Iván Murillo (Biho, 67′). | Álvaro, Germán, Ricar, Ángel (Rabadán, 75′), Fer, Sanjuan, Caín, Castillo, Alfonso, Lander (Michael, 79′) y Forján (Miguel, 71′). |
| ÁRBITRO Caraballo Rocha, asistido por Aruas Jiménez y Calvo Rubio. Amarilla a los mancheguistas Poblete y Víctor. |
|
| GOLES 0-1 (39′) Alfonso. 0-2 (47′) Forján. |
|
| INCIDENCIAS Partido correspondiente a la 37ª jornada en el Grupo XVIII de Tercera División, disputado en el Estadio Rey Juan Carlos I de Ciudad Real, ante unos 500 espectadores. |
|
El CD Manchego despidió la temporada en su feudo con una derrota, en un partido cuya historia más emotiva, la única que será recordada, se produjo antes del pitido inicial y también del final, en el minuto 87. Fue el adiós al fútbol en casa de uno de los grandes futbolistas ciudarrealeños de la historia, Diego Rivas, que en la previa tuvo el homenaje del club acompañado por toda su familia, con la que compartió foto sobre el césped junto al resto del equipo. El adiós en el Poli, en Ciudad Real, en el equipo de casa y rodeado de su gente, como el quería. El choque se demoró en empezar, pero eso dio igual, porque todavía quedaba lo más emocionante, su sustitución y su adiós con lagrimas, rodeado de los jugadores de ambos equipos y entre grandes aplausos y la ovación de los aficionados. Esa fue la gran historia de una derrota intrascendente.
En cuanto a lo que pasó durante los 90 minutos, la otra historia fue sosa y negativa para un Manchego sin vitales puntos en juego, que le llevaron a un exceso de relax. Sí lo eran para el rival, necesitado de ganar para seguir con opciones de cuarta plaza, y eso se notó en el campo. Su mayor decisión le llevó a ganar el encuentro.
La primera parte transcurrió con un toma y daca, sin dominador claro y con llegadas de ambos a las frontales del área más o menos con facilidad, pero sin ocasiones. La más clara para los albaceteños fue una cabalgada de Alfonso que acabó con un disparo que pasó cerca de la portería de Nico, portero nuevamente titular en detrimento de Sergio.
Por el Manchego no hubo ningún lanzamiento claro, sí un buen envío por derecha de Willian al que no remató por poco de cabeza Rubén Gómez en el primer palo. Poco más, la afición estaba teniendo una dosis de aburrimiento y también un aguacero de agua que cayó a los 10 minutos y que movilizó a todos hacia la cubierta.
Para colmo, el Albacete B encontró el gol en su primer golpeo entre palos al filo del descanso, en el minuto 39, cuando un pase por izquierda al segundo palo lo remató Alfonso. Con ese 0-1 se llegó al descanso.
Si se esperaba alguna reacción mancheguista en la segunda parte, este deseo se disipó pronto. Nada más arrancar el choque un pase de Germán permitió a Forján, con un brillante remante de exterior en alto, poner el 0-2.
Con el nuevo golpe en el cuerpo, el Manchego tampoco se lanzó hacia arriba a la desesperada con Diego Rivas ahora en la medular, dejando su puesto de central. Su sitio, el que le gusta, siempre fue el medio campo. Sí que lo intentó el bloque de Ciudad Real en varios ataques, pero Willian, el delantero centro de inicio, no encontró el gol en ninguna de ellas.
El que estuvo a punto de hacerlo fue Antonio, que había salido pocos minutos antes desde el banquillo por Rubén Gómez. El máximo goleador mancheguista sacó su velocidad desde la banda derecha para plantarse ante el portero y estrellar el balón en el segundo palo, en el oportunidad más clara de los locales en todo el encuentro.
Pasaban los minutos con intentos de uno y otro sin pólvora y eso que Antonio, con su chispa, gestó dos buenas ocasiones más que salvó a la perfección el portero Álvaro, en los mejores minutos del Manchego. Luego el joven ariete rozó la escuadra con un zurdazo espectacular.
Así llegó el minuto 87. El último de Diego Rivas. El de su despedida. Fue sustituido y los jugadores de los dos equipos le hicieron el pasillo en su retirada, alrededor de la emoción del jugador y de sus lágrimas acompañadas de los aplausos y de la ovación de la hinchada. Lo demás ya no importó. Solo quedó el adiós de uno de los mejores del fútbol de Ciudad Real.
