Darío Martín vivió ayer una jornada muy especial. Con el ascenso del Calvo Sotelo, el técnico de Calzada logró su quinto ascenso de su carrera deportiva. Fue el primero a Segunda B o Segunda RFEF, pero hacerlo en Puertollano resultó como algo muy especial para un entrenador muy arraigado a la ciudad industrial y que, desde pequeño vivió el fútbol. Además, fue un premio al trabajo para un entrenador que comenzó en Segunda Autonómica como técnico, que se labró su propia formación y su propia experiencia y que, al fin y al cabo, ha entrenado en la categoría que con el tiempo se ha ido ganando. Un ascenso con el Salvatierra, dos con Aldea del Rey, uno con el Almagro (con el cual jugó fase de ascenso a Segunda B) y este con el Calvo Sotelo es el bagaje de un técnico que siempre lo ha vivido desde el banquillo.
“Este ascenso es el más importante de mi carrera deportiva, es la quinta vez que asciendo con un equipo, pero a Segunda RFEF, ninguna. Estoy muy contento y más aún haciéndolo aquí, en una ciudad como Puertollano que desde pequeño venía al fútbol y me siento uno más. Muy contento de devolver al equipo donde, como mínimo, se merece”, explicaba bastante emocionado Darío Martín tras ascender con el Calvo Sotelo.
En este sentido, reconocía que “estamos todos muy emocionados y hemos recibido muchas felicitaciones. La verdad es que es de agradecer. Queríamos poner la guinda con el campeonato, pero no pudo ser. Hay que celebrarlo porque un ascenso no se consigue todos los días y esto es un premio al trabajo muy bonito”.
Hablando de los prolegómenos del encuentro, Darío explicaba que “el domingo fue especial. Vi el partido del Albacete y Toledo en directo. Justo cuando terminó me fui a comer con mi madre, que está enferma con demencia, y la ocasión lo merecía. Fue la primera persona a la que vi tras conocer el ascenso y a la que más le debo estar aquí”.