Antonio Martínez
Ya sabemos las consecuencias positivas que iba a traer una victoria al seno de la UD Socuéllamos, que se le resistía desde hace más de dos meses y se necesitaba imperiosamente. Para más mérito del equipo, se hacía fuera de casa, lo que no se había logrado en toda la competición y la última databa de un año vista nada menos. Lo lograban los de ‘Rojo’, además, en casa del segundo clasificado, el Leio, ninguna perita en dulce.
También sabemos tras este partido que los socuellaminos han salvado el ‘primer match ball’ de verdad de la temporada, y es que de no haber logrado este resultado se habrían desenganchado de la lucha por la salvación.
Han librado una jornada tremendamente complicada, ya que ellos jugaban fuera, con lo que esto venía suponiendo para el equipo y sus principales rivales en casa. La victoria del Amorebieta en su estadio hace que el puesto de promoción continúe a cuatro puntos pero por el contrario la salvación directa pasa de seis a cuatro puntos también. Otro equipo como el Navalcarnero se mete en la pomada, quedando ahora los madrileños a cinco del ‘Socu’. Además, se le recortan de un plumazo tres puntos al Mensajero, que queda solo uno por encima y se distancian en dos del Sestao con quien estaban igualados, por lo que ha sido una jornada redonda, máxime por cómo pintaba el asunto. Aparte del vuelco que se le da a la clasificación, los tres puntos de Leioa deben suponer un aporte de confianza fundamental para los próximos compromisos.
Ahora toca que el equipo recupere la fortaleza en casa, donde recibirá a los tres primeros de la tabla. Pero seguro que si vuelve ese sello de identidad, arropados por una afición que no está fallando en estos momentos tan delicados, serán capaces de ponerles las cosas difíciles a Fuenlabrada, Toledo y Albacete, por mucho que diga la clasificación.
Con otra victoria el domingo podrían pasar a depender de sí mismos debido a los continuos enfrentamientos directos que se van a suceder entre sus rivales, cosa que no le tocará ya a los socuellaminos, que, como contrapunto, tendrán que enfrentarse en casa a los gallos del grupo. Al menos ahora la salvación se ve con otros ojos y ha dejado de parecer una quimera.