Jacinto Trillo no es la primera persona que fue cocinero antes que fraile. O, mejor dicho, Jacinto no es el único entrenador que antaño fue futbolista antes de enrolarse en un banquillo. Pero, posiblemente, el ‘kaiser’ sí que haya batido el récord en cuanto al tiempo que transcurrió desde su último partido como jugador hasta coger las riendas del equipo. Un mes, como mucho, fue lo que transcurrió entre su último partido como jugador y el anuncio como entrenador del Yugo Socuéllamos.
El pasado 6 de mayo, en el municipal de Illescas, Jacinto jugó su último partido como jugador en las filas del Formac Villarrubia.Y con un play off, ni más ni menos. Y el 7 de junio, un mes después, fue anunciado como entrenador del Yugo Socuéllamos. “Entrenador del Yugo-U.D Socuellamos, apasionado de mis perros, y enamorado de mi Alicia y Lola y Leo!”, reza el perfil de X (antes Twitter) del entrenador socuellamino.
A punto de echar el telón de este 2023, Jacinto Trillo analiza para Lanzadigital su transición (o no transición) del césped a los banquillos. Reconoce que le ha cambiado la vida porque antes pensaba en fútbol dos horas al día y ahora, como entrenador, las 24 horas. Tampoco le asustó coger las riendas como entrenador porque “en los últimos años ya pensaba como entrenador”. Eso sí, reconoce ser un privilegiado y tener la suerte de trabajar y entrenar al equipo de su pueblo, el de toda la vida.
– Empezó el 2023 siendo jugador y lo va a acabar siendo entrenador. ¿Lo podía haber imaginado el 1 de enero de este 2023?
No, nunca lo imaginé ni de largo, pero las circunstancias fueron así y la verdad es que estoy contento. Pero ni lo intuía ni lo imaginaba.
– No le dió tiempo ni a colgar las botas. ¿Cómo llevó esa transición?
Al principio fue un poco complicado porque mi cabeza pensaba como jugador. Y al principio, al empezar, parecía que sería una pretemporada más, pero ahora la tenía que preparar yo. Gracias a mi cuerpo técnico, salieron las cosas mucho mejor. Al terminar la primera semana, me di cuenta de que yo era el entrenador.
– ¿Echó de menos algún reconocimiento u homenaje para poner fin a su etapa de jugador o coger las riendas del ‘Socu’ fue el mejor regalo?
No soy de reconocimientos ni homenajes. No lo eché de menos. Más que un regalo fue una ilusión la de entrenar al Socuéllamos. Era difícil, pero me podía la ilusión y más con la restructuración tan grande que se llevó a cabo en el club. Siempre dije que en esta vida hay que ser valientes. Lo pensé todo lo posible para decir que sí y me quedo con eso. Me gusta que el Socuéllamos haya pensado en mí y, por eso, me siento agradecido.
– En el mes de junio, parece que hizo un curso exprés de entrenador y director deportivo y, con el tiempo, parece hasta que lo aprobó.
Fue un curso intensivo, sí. Fueron días de locura y siempre te quedas con la duda de que salga bien o no, pero estoy muy contento con la gestión y con el rendimiento que estamos teniendo. Juntar a tanto jugador nuevo y hacerlo funcionar es muy difícil.
– Con cambio en la presidencia y con una plantilla totalmente nueva, ¿pensaba que iba a hacer una campaña tan buena como la que está haciendo?
Nunca uno acierta, pero yo sabía que con los jugadores que estaban en mi cabeza y gracias a Sebastián, el presidente, sabía que iba a apostar para que el Socuéllamos hiciera buen equipo. Es verdad que hemos hecho un buen equipo, pero también te digo que tuvimos muchas dudas. De momento, estamos contentos por estar ahí en la pomada, pero somos exigentes y queremos más.
– ¿Le ha cambiado la visión del fútbol con el paso de jugador a entrenador?
No, para nada, porque en mis últimos años como jugador ya pensaba como entrenador y veía las cosas desde otro punto de vista. Analizaba los ejercicios y mi cabeza pensaba como entrenador. Gracias a Dios, los entrenadores que he tenido, siempre he podido hablar con ellos y he podido aprender de todos.
– ¿Va mejorando el fútbol o cree que vamos a peor?
No sé si iremos a mejor o a peor, pero esto ha cambiado mucho. Ya no hay los valores de antes, ese compromiso, esa entrega. Esa pasión que había ya no la hay. Ahora muchos se mueven por dinero.
-¿Qué ha echado de menos en estos meses como entrenador?
Jugar (se ríe). Se echa de menos el jugar, el pasar al vestuario y cambiarte con tus compañeros. También echo de menos el tiempo libre que antes tenía. Ahora pienso las 24 horas del día en el fútbol y antes solo era un rato.
– ¿Qué le pide al nuevo año?
Lo primero que pido es salud para todos y que todos estemos bien. Y luego, hablando de lo deportivo, intentar estar lo más arriba posible y que tengamos suerte para disfrutar de un año bonito, pero con los pies en el suelo. Creo que vamos por el buen camino, pero esto está muy igualado y hay mucho trabajo detrás de todo.
