Francisco J. Otero
Ciudad Real
Con los Juegos Olímpicos agonizando, el fútbol llega a tiempo para tomar el relevo. Este fin de semana comienza todo. De hecho, ya ha arrancado la Primera y la Segunda, que programaron encuentros para el viernes. Pero, lamentablemente, en esas alturas no tenemos a nadie. Lo nuestro, la Segunda B y la Tercera, empiezan hoy.
Los ascensos del Atlético Tomelloso y el Carrión, unidos al descenso del Manzanares, nos han dejado con cinco equipos en el grupo XVIII de la Tercera División. Sólo Toledo, con seis, tiene más equipos en la categoría más castellano-manchega.
La temporada comienza con una idea-fuerza en la mente de casi todos, la de que va a ser la de más nivel de los últimos años. Por nombres, eso parece. Tres de las cinco capitales de provincia (Guadalajara, Ciudad Real y Cuenca) tienen a sus primeros espadas compitiendo en Tercera. A ellos hay que sumar un Talavera que perdió el paso en Segunda B. Villarrobledo, Almansa y Villarrubia han vuelto a tirar la casa por la ventana, buscando el play off que da opciones de ascenso.
La apuesta más segura es que la clase media va a adelgazar hasta hacerse casi invisible. Quizás el Madridejos, el Illescas, el Marchamalo y el Almagro la mantengan. Quizás.
Los nuestros se presentan a la cita con objetivos muy dispares. Como casi siempre, el que parte con más opciones es el Villarrubia. Los blanquiazules han pescado lejos de la provincia, han vuelto a reconstruir el equipo, casi desde el principio, dicen de nuevo que parten con humildad, pero, una vez más, están en las quinielas de todos, aunque nunca hayan conseguido jugar un play off.
El que sí lo hizo fue el Almagro. En el Manuel Trujillo afirman que no hay presión, que David Martín puede estar tranquilo, que no se le va a pedir lo mismo que logró Darío. Puede ser, pero no lo es que por la localidad encajera se conformen con la salvación. Con el mismo equipo que la pasada temporada más tres refuerzos de calidad, el que más o el que menos confía en que el equipo esté en la parte alta de la tabla. Nadie exige que el Almagro esté entre los cuatro primeros, pero una temporada anodina o con problemas no entra en los cálculos de la afición.
El Ciudad Real, ya con el anhelado Manchego en el nombre, se encuentra en una encrucijada. Finalizada la “era Parras” es momento de saber si el problema de desconexión con la afición es crónico o meramente coyuntural. La llegada de Armindo, la presencia de Diego Rivas y el más que presumible cambio de estilo pueden contribuir a mejorar la imagen de los capitalinos, aunque los rivales de esta campaña prometen ser mejores que los de pasadas. Al contrario que el pasado curso, en el que el club se tiró a la piscina (sin agua), anunciando que buscaba el play off, en esta ocasión no hay objetivos explícitos, salvo el evidente de evitar el descenso. Armindo quiere mejorar lo hecho la pasada temporada, es decir, estar entre los diez primeros.
Luego están los recién ascendidos, que han afrontado la canícula sin una queja, con una sonrisa de oreja a oreja, esperando ansiosos el comienzo de la competición.
El Atlético Tomelloso ha puesto una de las localidades más futboleras de la provincia donde se merece, por afición y recursos. Los auriverdes parten con mucha ambición, pero sin grandes refuerzos.
El Carrión, el equipo que no paga a los jugadores porque no tiene presupuesto, el “último romántico”, desprende ilusión a raudales. A pesar de las restricciones presupuestarias, ha firmado jugadores interesantes y promete dejarse el alma en cada partido por mantener la categoría. A muchos les sorprenderá el conjunto calatravo.
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