Míchel Carrilero se ha puesto por primera vez en el campo al mando del CD Manchego. El técnico es una de las novedades de esta temporada en un equipo renovado también en su plantilla. Y sus sensaciones iniciales son muy buenas, tal y como expresó antes de comenzar el entrenamiento: “Estoy con los nervios de un chiquillo que va a empezar un curso nuevo”.
Para empezar, el entrenador se mostró también contento con el grupo que ha formado el Manchego y que tendrá a sus órdenes: “Estoy agradecido a la directiva y al director deportivo, Emilio, porque están haciendo un esfuerzo importante por tener una plantilla competitiva que nos puede dar muchas alegrías. Estar a los mandos de un Ferrari es mejor que estar en otro tipo de coche”. En este sentido y sobre esa metáforo del ‘Ferrari’ recalcó que “estoy muy contento. Luego los resultados mandarán y veremos a ver dónde nos llevan. Pero si tengo que poner una nota al trabajo tanto de Emilio como de la directiva sería de sobresaliente”.
Míchel apuntó que a los jugadores con los que ya cuenta se podrán unir los fichajes de un central más y de un delantero. “Con esas dos piezas podríamos decir que la plantilla está hecha, siempre con margen de mejora y entendiendo que vamos a tener tiempo de poder mejorarla”. Un plantel que cree que se ajusta al estilo de juego que pretende y que ya había explicado durante su presentación, “un equipo dominador, competitivo, que gane partidos pero no de cualquier forma, sino haciendo buen fútbol e intentando divertir a la gente”.
El míster mancheguista avisó de que esta próxima temporada “con dos subgrupos va a hacer que todo se iguale más. Va a ser casi toda al esprint, no vas a poder tener ningún bajón y hay que empezar a sacar resultados desde el principio para no descolgarte. Va a ser una temporada atípica, rara, que nos va a deparar muchas sorpresas y en la que los equipos se están reforzando muy bien”.
Ante esa próxima campaña que espera y con un equipo casi totalmente nuevo, Míchel aseguró finalmente que “hace falta mucho trabajo, sobre todo de cohesión de grupo, que se conozcan los jugadores, se lleven bien. Queremos que el vestuario sea una familia en la que todos estén a gusto, que todos remen en la misma dirección y en la que si uno no llega, llegue el compañero. Esto es lo principal, una de las claves que nos puede llevar al éxito. A partir de ahí trabajaremos tácticamente y otros aspectos».