El mediocentro del Atlético Tomelloso, Agustín Benito, ha anunciado su retirada del fútbol, poniendo fin a una carrera tan longeva como exitosa, que lo han colocado como un auténtico emblema del fútbol provincial.
El próximo mes de agosto, Agustín cumplirá 45 años, la mayoría de ellos ligados a un balón y a decenas de campos donde ha demostrado su calidad. Atlético Tomelloso, Madridejos, Socuéllamos, La Solana, Manzanares, Villarrobledo y Valdepeñas han sido algunos de los equipos en lo que a lo largo de estos años ha derrochado su amor por la redonda.
En una sentida carta, el jugador ha querido despedirse de los que hasta esta temporada lo han arropado desde la grada.
«Bueno, pues llegó el momento. Ese momento que tantas veces había pospuesto, ese que cada año decía que sería el último, pero que esta vez, sí, es el definitivo.
Hoy digo adiós a este deporte tan bonito que me ha acompañado durante casi toda mi vida. El fútbol no ha sido sólo una pasión, ha sido una forma de vivir, de sentir, de crecer, de aprender y de disfrutar, siempre disfrutar.
Miro atrás y me siento profundamente agradecido. Han sido 806 partidos oficiales: 687 en Tercera División, 162 en Preferente, y unos cuantos más en eliminatorias inolvidables de play-off. Cada uno de ellos me ha dejado algo.
Tuve la suerte de vivir tres play-off de ascenso de Tercera a Segunda B, dos con el Tomelloso y uno con el Socuéllamos, donde conseguimos ascender, una experiencia que quedará grabada para siempre en mi memoria.
Y también viví otros tres play-off de Preferente a Tercera, en los que logramos el ascenso en todas las eliminatorias. Momentos de tensión, de ilusión, de esfuerzo compartido… y de recompensa.
Pero más allá de los números, de los ascensos, de los logros deportivos, me quedo con todo lo que el fútbol me ha dado fuera del campo: los amigos, las personas, las lecciones, los valores y la inmensa suerte de haber compartido vestuario, entrenamientos y batallas con grandes compañeros.
Por eso, sólo me queda dar las gracias.
Gracias a todos los entrenadores que confiaron en mí y me exigieron para crecer.
Gracias a los utilleros, fisios y cuerpos técnicos, que siempre estuvieron ahí, en la sombra, haciendo que todo funcionara.
Gracias a las directivas que apostaron por mi trabajo.
Gracias a cada compañero de equipo, porque juntos vivimos todo esto.
Gracias a los aficionados, por ese aliento desde la grada que tantas veces nos dio fuerzas cuando más lo necesitábamos.
Y sobre todo, gracias a mi familia, por estar siempre ahí. Desde mis primeros pasos con un balón, han sido mi pilar. Por los viajes, los madrugones, los ánimos en los días buenos y, sobre todo, en los no tan buenos. Sin su apoyo incondicional, nada de esto habría sido posible.
Hoy cuelgo las botas, pero el fútbol vivirá siempre en mí. Porque no se trata sólo de jugar, se trata de lo que deja dentro… y eso, no se va nunca.
Gracias, de corazón.
Nos vemos en los campos, de otra forma… pero con el mismo amor de siempre por este deporte».