Antonio Martínez
El objetivo del Socuéllamos era ganar, era obligación, por eso el poso de decepción que quedó al finalizar el partido era evidente. Una ocasión inmejorable para dar un importante golpe en la mesa que se dejó pasar. Y eso que el empate se logró in extremis, cuando todo parecía perdido.
Precisamente por eso, sumar un punto ante el Navalcarnero (2-2), analizado con mayor frialdad tras la decepción de no ganar en casa a un rival directo, deja varias lecturas positivas, aunque el lamento que queda es lo que hubiese supuesto al equipo haber conseguido la victoria tras lo que deparó la jornada en el grupo II.
Lo primero, que de haber perdido ante el conjunto madrileño, este se habría marchado a seis puntos de distancia, complicados de levantar. Así se mantienen a tres, a tiro de un partido, sólo que con el golaverage desfavorable, otro de los efectos negativos que dejó el partido.
Además, este empate ha permitido a los socuellaminos sumar, y de este modo recortar distancias con rivales directos como Sanse o Real Sociedad B, más arriba con Rayo Majadahonda, Arenas y Real Unión, que se quedan a cinco puntos de los azulones tras perder sus encuentros.
Distancian un punto más a equipos que vienen por detrás como el Mensajero, al que visitan la próxima jornada, o Sestao, evitando que Amorebieta y Logroñés recorten o se marchen respectivamente tras sendas igualadas. El lamento, como apuntábamos, está en lo que pudo ser y no fue.
De todos modos la situación cambia poco, y siguen encasillados en el puesto de promoción de descenso. El matiz viene con vistas a la semana próxima; sin haber sacado un mal resultado, tal y como hemos analizado, esto obliga más si cabía al equipo de cara a su visita al Mensajero, partido que de volver a perder, como viene siendo la constante fuera de casa, lo metería en descenso, por lo que obligado será como poco puntuar en el Silvestre Carrillo si no quieren que la situación empeore sensiblemente.
Haciendo otro análisis, de las últimas cinco jornadas, solo Albacete, Leioa, Castilla y Sanse han sumado más puntos que los de Ángel García Cosín, lo que por otro lado no ha servido para mejorar mucho su situación. Los márgenes de error se estrechan cada vez más y, si ahora en casa no se gana, la presión a domicilio será todavía mayor de lo que ya viene siendo.