Tanto nadar para morir en la orilla, repiten con amargura algunos aficionados del Atlético Tomelloso en estas semanas en la que maldigieren el descenso de su equipo a la preferente. El resultado final de la denuncia interpuesta por el club por un presunto amaño del partido La Roda-Villacañas que afectaba directamente a sus intereses de permanencia, no debe alterar el análisis de una temporada para olvidar.
La meritoria reacción del equipo tras la victoria en Azuqueca, punto de partida de una tacada de ocho partidos sin perder que incluyó nuevos triunfos a domicilio en Madridejos y Socuéllamos, se truncó con el empate y derrota en los duelos consecutivos en casa ante el Almagro y Manchego que dejo al equipo con pie y medio en la regional. Era mucha faena ir a Marchamalo a ganar y luego esperar resultados de terceros equipos.
Se consiguió lo primero, pero no lo segundo, aunque habrá que esperar a lo que pueda ocurrir con esa denuncia que, según afirman los dirigentes del club, tiene indicios de que pueda prosperar, y al menos conseguir como medida cautelar, porque la resolución puede ir para largo, que el equipo continúe en tercera el próximo año, aunque sea en un grupo de 21 equipos. Aunque no hay que olvidar que si no hay ascensos de equipos de Castilla-La Mancha a segunda B, el Atlético descendería. Se pone una prueba una conversación de wasap entre dos futbolistas en que se habla de primas y maletines. La Guardia Civil investiga y ya ha llamado a declarar a varios jugadores.
Mejor bajamos al césped para recordar que el error de partida pudo ser la renovación del técnico Darío Martín que consiguió agónicamente la permanencia en la última jornada las dos campañas anteriores, y al que buena parte de la masa social no quería, tampoco algunos miembros de la directiva, el presidente fue el que más apoyó la continuidad del técnico . La continuidad de Martín provocó un descenso en el número de socios y los acontecimientos pronto dieron la razón a los que no apostaban por él.En la quinta jornada, tuvo que ser cesado el técnico de Calzada tras un sonrojante 4-0 en Villarrobledo.
El club buscó una solución dentro de la casa y brindó la oportunidad al técnico del juvenil, Juli Espinosa, que empezó bien con dos victorias en los primeros tres encuentros, pero en los once siguientes no se consiguió la victoria, el vestuario se resquebrajó, asistimos a un rosario de bajas y el equipo acabó la primera vuelta penúltimo, con los mismos puntos que el colista La Solana. Con no muy buenas formas se prescindió de Espinosa y llegó el tándem Juanjo Rodríguez –Tomás Lozano junto a seis nuevos futbolistas para intentar enderezar el rumbo de la nave.
Con el tercer técnico se empezó ganando a La Solana, pero se perderían después cinco encuentros seguidos. Se reencontró con la victoria ante La Roda, pero traes caer ante el Ibañés y Guadalajara el equipo pareció tocar fondo. La mencionada reacción en el último cuarto de campeonato no dio para salvarse. En la segunda vuelta ya no jugaría un solo minuto Javi Fernández al que Rodríguez tuvo sentado en el banquillo los dos primeros partidos y al que Tomás Lozano acabó echando por una supuesta falta de compromiso. Mal síntoma era que la última joya de la cantera local saliera por la puerta de atrás.
Desaparecía otro jugador de la quinta del 92, que poco a poco se fue quedando sin presencia en la plantilla, cuando lo más aconsejable hubiera sido conformar un equipo en torno a un grupo que consiguió un ascenso a la división de honor de juveniles y que acogía en su seno a futbolistas con madera de líder, siempre imprescindibles en un vestuario. El viraje en la política del club, nunca del todo explicado, que dejó a tras el espíritu fundacional de promocionar al futbolista de Tomelloso, no ha traído resultados, entre otras cosas, porque la capacidad económica del club solo le permite fichar en un escalón de calidad muy discreto del mercado. La nueva filosofía afectó también al primer equipo juvenil, donde fueron amplia mayoría los de fuera, y que ha estado muy lejos de conseguir los resultados que se esperaban.
Tras un nuevo anuncio de marcha de Cristóbal Moraga, se ciernen algunas sobre el futuro del club que ha convocado una asamblea para el próximo 9 de junio. Moraga inició un proyecto con muchas virtudes; logró crear una buena estructura de equipos inferiores, nuevas secciones, una perfecta organización interna a la que contribuyó decisivamente un equipo de personas muy trabajadoras y competentes, devolvió la ilusión a los aficionados tras , trajo aires de modernidad y profesionalización a la entidad, dio de alta en la Seguridad Social y cumplió en los pagos a los futbolistas, apostó por el marchandising, tuvo presencia en organismos federativos y fue capaz de crear una marca de club que tuvo una gran presencia en la sociedad. Todo esto hay que reconocérselo a un joven dirigente que también protagonizó varios enfrentamientos con el Ayuntamiento que se complicaron más de lo debido, quizá, por esa doble condición de presidente y concejal de un partido de la oposición.
Veremos qué es lo que sucede, pero lo importante es que el club siga adelante. A veces hay que dar un paso atrás para dar dos hacia adelante. De los errores, que nadie estamos exentos de cometer y más en una labor tan ingrata y difícil como es la de un directivo, siempre se puede aprender, extraer conclusiones y trabajar por un mejor futuro.