Lanza_logotipo_blanco
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
28 marzo 2024
ACTUALIZADO 11:57
  • Ciudad Real
  • Resultados deportivos de Ciudad Real en directo
  • El Campo
  • Toros
  • Internacional
  • Nacional
  • Agenda
  • Anuncios Oficiales
  • Galerías
  • Vídeos
    • Ricardo Chamorro, Milagros Calahorra y Emilia Martín, hermano mayor de la Flagelación
      • Cofrades y fieles en el templo / Lanza
      • LA Virgen del Mayor Dolor / Lanza
      • El Cristo estaba preparado / LAnza
      • Se realizó el Viacucis en el templo / Lanza
       Lanza
      El presidente de la Diputación -c- con la Hermandad del Ecce Homo (Pilatos)
      Imagen de archivo de la procesión de la Hermandad de la Esperanza Macarena y Jesús Cautivo de Valdepeñas / Maite Guerrero
      Armaos en la Ruta de la Pasión Calatrava en Aldea del Rey / Elena Rosa
      Imagen de Nuestro Padre Jesús de la Bondad en su salida de 2023 / J. Jurado
      Hermandad Nuestro Padre Jesús del Perdón Miguelturra
      El concierto de música sacra que tuvo lugar en Villanueva de los Infantes / Lanza
      Miguel Ángel Valverde, Agustín Espinosa, David Triguero, Francisco Javier Núñez y otros diputados, alcaldes y concejales del Campo de Calatrava, durante la recepción de periodistas internacionales que pasarán la Semana Santa en la provincia / J. Jurado
      Cristo de la Luz de Daimiel en el Vía Crucis / Ayuntamiento de Daimiel
      La Hermandad de la flagelación tampoco pudo salir en procesión / Elena Rosa
      Hermanas del Silencio que iban a acompañar a la Virgen / J.M. Beldad
      Las Penas suspende su estación de penitencia / J.M. Beldad
      El mal tiempo impide la salida de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza / J.Jurado
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

José Antonio Culebras: “Gracias fútbol por la vida que me has dado”

DSC 0053 scaled
José Antonio Culebras junto a sus hijas Carla y Naia en la Fuente Agria de Puertollano
H. Peco / PUERTOLLANO
José Antonio Culebras es uno de esos privilegiados a los que la vida le ha permitido ser futbolista profesional; un reto al que muchos aspiran, pero al que sólo unos pocos elegidos consiguen llegar. Las claves en ese largo camino por el que van quedando miles de personas con los sueños rotos son: la constancia, el sacrificio y el trabajo diario para suplir las carencias de talento que en su caso han durado treinta años de balón.  

Estos ingredientes le han permitido al de Puertollano jugar en los mejores estadios de España, defender los escudos de clubes históricos en Primera y Segunda División como Numancia, Tenerife o Levante y medirse a algunos de los mejores futbolistas de todos los tiempos como Messi, Ronaldo -el bueno-, Ronaldinho o Diego Forlán. Aquellos días, parecen todavía cercanos; sin embargo, para sus hijas de nueve años, que lo acompañan, suenan sólo a recuerdos que alguna vez su padre les ha contado.

“Han visto muchos vídeos de cuando jugaba y son conscientes de la trayectoria que he tenido como futbolista”, relata Culebras. Frente a su padre, Naia sonríe, mientras Carla afirma con seriedad que “nosotras sí sabemos que jugó contra Messi, pero en el cole nuestros compañeros no se lo creen hasta que le enseñamos alguna foto”.

DSC 0058
Culebras junto a sus hijas en la calle Sagunto “donde empezó todo”.

Cuando se piensa en fútbol deberían venir a la mente tipos como “Cule”, un profesional de esos que a lo largo de su larga carrera siempre han conservado la esencia del ameteurismo, que en realidad es donde se alojan la mayoría de los jugadores, lejos de los Ferraris, los pendientes de diamantes y las vacaciones en yates. De hecho, no es casual que su carrera haya terminado en campos de regional, volviendo a lo que siempre ha sido, un chaval que amaba este deporte y que disfrutaba del balón por encima de las categorías y clasificaciones.

De hecho, confiesa José Antonio que “cuando era profesional yo me fijaba en jugadores como Hierro o Puyol, pero también en futbolistas como Richard o Manolo”, estos últimos futbolistas de un Puertollano que por entonces militaba en Segunda B descalabrando a equipos como el Rayo Vallecano o el Getafe, saboreando una gloria que acabó por ser efímera pese a las promesas europeas de un tal Rashidi.

En Culebras se reencuentran los recuerdos de días de partidos interminables con los amigos en la calle Sagunto o en los patios de Los Sales, el olor a Reflex en el vestuario, los cánticos de una hinchada que no espera en su equipo el jogo bonito, sino un gol que les haga estallar de alegría como lo hacían los cabezazos inapelables de Juancho a la red y que el Ochomil vaticinaba un cuarto de hora antes que el resto.

Captura de Pantalla 2022 07 14 a las 10.03.57
José Antonio Culebras junto al equipo de su hermano en Los Salesianos, donde también jugaba el árbitro Dámaso Arcediano.

“Yo me he criado jugando en la calle con amigos y siempre he creído en ese tipo de fútbol”, explica. Esta teoría la comparten entrenadores como Pablo Aimar, quien critica que se ha perdido la esencia en la forma de aprender. “Estoy totalmente de acuerdo. Ahora es cierto que se profesionaliza demasiado pronto el fútbol con cuatro días de entrenamiento cuando son niños de 7-8 años”. A estas edades, recomienda, “los niños tienen que jugar a otros deportes, pasarlo bien y luego todo llegará”, como le llegó a él, que empezó jugando al baloncesto.

En esta línea educa a sus hijas. “No quiero influir en la decisión de qué deporte quieren practicar”. De hecho, son ellas las que descartan el fútbol de primeras. Naia ya ha dado algunas patadas al balón “pero no me gusta mucho”. Carla, prefiere “el atletismo o el baile”, dos deportes que definitivamente también elige su hermana pese a la pujanza del fútbol femenino y de la saga familiar futbolera que se ha ido trasmitiendo de generación en generación.

Culebras: “Que las casualidades te pillen entrenando”

Pero remitiéndonos a la trayectoria de Culebras, hay que hablar de las casualidades como preámbulo de los triunfos, como corroboran algunas de las personas que estuvieron cerca suya compartiendo vestuario, sueños y momentos de soledad que acabaron por hacerlo más fuerte.

Uno de los compañeros que forma parte de alguno de aquellos primeros pasos en el fútbol es Jesús Fabián Caballero “Chini, actualmente concejal y entonces portero de las categorías inferiores del Puertollano. De José Antonio mantiene “muchos momentos en la memoria”. De todos ellos rescata un par para este reportaje de Lanza, que acabaron por decidir la suerte del defensor. “Para que tú veas cómo es la vida. Él empezó jugando de delantero y además era suplente. Había varios compañeros que jugaban por delante de él, pero llegó un momento de la temporada en la que hubo varias lesiones entre los defensas del equipo y acabó jugando de central, rindiendo mejor que los titulares y eso fue lo que le hizo cambiar de posición”.

Por otro lado, también le viene a la memoria el momento en que lo vio llorando por haberse quedado fuera de una convocatoria. “Estaba solo en el vestuario, con la cabeza entre las piernas e incapaz de decir nada. Yo sabía que se había quedado fuera de la convocatoria para jugar el campeonato juvenil provincial al que nos habíamos clasificado. Me acerqué para darle ánimos y para decirle que la siguiente temporada sería otra oportunidad para demostrar que podía tener minutos”, pero aquel día no hubo consuelo posible para unas lágrimas en las que se reflejaba un tren pasando de lejos en el que no tenía sitio.

Sin embargo, a las pocas semanas llegó su oportunidad a través del infortunio de su compañero de equipo Tote que acababa de sufrir un accidente de moto y al que las lesiones producidas acabarían por retirarlo de los terrenos de juego de forma prematura, dejando paso a Culebras que acabó haciendo un final de temporada que todavía se recuerda.

En ese cambio de suerte también intervino la figura de Pedro García, entonces director de cantera del Puertollano. Explica García que fue él quien recomendó la presencia de Culebras en la selección juvenil de Castilla-La Mancha. “Hablé con el seleccionador para que lo convocasen y la motivación de verse en la selección regional después de una temporada tan dura para él, le hicieron salirse en aquellos partidos y llamar la atención del Toledo, que lo ficharía para la temporada siguiente”.

Escuchar estos audios Whatsapp emocionan a Culebras, al que el vello de punta acaba por delatarlo. “Es verdad, macho. Me emociona escucharlos. Fueron esos momentos claves los que decidieron gran parte de mi futuro. Tuve una oportunidad contra todo pronóstico y no podía desaprovecharla. En la selección de Castilla-La Mancha hice muy buenos partidos y gracias a eso llamé la atención del Toledo que acabaría fichándome”.

El resto, es el principio de una historia de un chaval espigado que salió de Puertollano con veinte años con el deseo expreso de ser futbolista profesional. Así asumió en 1999 el dorsal 22 en Toledo, dispuesto a crecer en Segunda División, donde coincidió entre otros con Emery y Casquero, con toda la vida por descubrir y muchos años por delante para hacerse como futbolista.

Su salto a la cima no iba a ser fácil y, de nuevo, iba a depender de las casualidades. En el año 2000 es cedido al CD Numancia, donde el frío y la adaptación a un equipo luchando por no descender ponía todo cuesta arriba. Las semanas, explica, “consistían en trabajar duro, en prepararme mentalmente por si llegaba el momento de dar todo en el terreno de juego, mientras las convocatorias se olvidaban de incluir mi nombre en las listas”. “No contaba para los entrenadores. Vinieron muchas derrotas, con un ambiente muy duro en el vestuario. A nivel personal jugué muy poco, pero yo estaba concienciado de que tenía que seguir trabajando duro sin bajar la guardia para cuando llegase mi momento”.

Esta situación, reconoce, “es la que marca la diferencia. Hay muchos jugadores que cuando dejan de tener oportunidades se desmotivan y cuando les toca jugar, no están preparados. En mi caso era lo contrario. Cuanto menos jugaba más duro entrenaba para cuando me tocase salir estar preparado para demostrar que podía ser titular”.

Y así sucedió. A García Remón le llegó la carta de despido a principios de mayo, como a Francisco Herrera le llegó en noviembre. Con el agua al cuello, Celestino Vallejo, lo hizo debutar en Primera, dejando actuaciones que valieron para que el equipo sumase siete de nueve puntos en la recta final del campeonato que lo consolidaron en la zaga numantina. “Gracias a esos últimos partidos, el Numancia acabó pagando 40 millones de pesetas por mi traspaso al Toledo y me quedé”.

El equipo acabó bajando, su presencia en el campo fue un zigzag como los diferentes entrenadores que fueron pasando por el banco de “Los Pajaritos”, hasta que en 2003 llegó la estabilidad y el club acabó firmando un ascenso a Primera que todavía se recuerda en Soria. Sin embargo, ese verano Cule cambió de aires para jugar en Levante, donde por primera vez descubrió la figura del psicólogo deportivo. “El Levante puso a disposición un psicólogo y para mí fue muy importante. Me ayudó mucho a gestionar la frustración, a cambiar el concepto de derrota. A día de hoy sigo teniendo muy buena relación con él”, habla el de Puertollano sobre José Carrascosa.

Entre los ascensos y descensos, Culebras vivió cuatro años en Tenerife, con el que jugaría sus últimos partidos en Primera, para volver de nuevo a Numancia en la 2010-11, donde firmó por tres temporadas que fueron claves para consolidar su futuro familiar. “En mi regreso coincidí con Unzué como entrenador que acababa de llegar del Barça. Quiso trasladar ese modelo de juego y a mí me costó mucho adaptarme. Eso hizo que perdiese protagonismo, que luego tampoco tendría con Pablo Machín”.

Cuando le quedaba un año más de contrato, con 33 años, “sabiendo que no iba a jugar y que iba a ser padre de dos niñas, decidí rechazar algunas ofertas para quedarme en Soria, cerca de la familia”. “Sabía que eran los últimos trenes que iban a pasar, pero me tocaba decidir y no me arrepiento de lo que hice”.

Una de esas ofertas que le llegó en 2013, explica, “fue la del Club Deportivo Puertollano“, que bajo la dirección de Guillermo Fernández estaba construyendo un equipo para dar el salto a Segunda B, ascenso que se consiguió en el campo pero que no pudo consolidarse en los despachos. “Es una de las espinitas que tengo clavada, la de no haber podido despedirme en mi ciudad del fútbol”.

DSC 0049

Pese a que la familia era la prioridad, las botas pedían seguir activas. Así surgió el fichaje por la Sociedad Deportiva Almazán con la que jugaría en Tercera seis temporadas, ya más como pasatiempo que como profesión. De hecho, desde el 2015 le tocó compaginar los entrenamientos como su labor como profesor en el Sagrado Corazón, donde ejerció durante dos años.

Los últimos coletazos como jugador los ha dado en el Tardelcuende, donde ha militado en regional desde el año 2018. “Esto lo hice por amor al fútbol. Yo he nacido para practicar este deporte y ya sea en regional o en Primera, la clave es que he disfrutado cada minuto sobre el césped con mis compañeros”.

De la AFE a la RFEF, más casualidades

Haber compartido vestuario con Luis Rubiales y miles de charlas sobre fútbol con él, le valió para entrar en la AFE como embajador de los futbolistas profesionales y posteriormente a la Real Federación Española de Fútbol, como responsable educativo de las categorías inferiores de la Selección, donde convive a diario con Julen Guerrero o Santi Denia como seleccionadores.

“Me encanta estar en contacto con los futbolistas jóvenes. De ellos sigo aprendiendo y al revés, intento que aprendan de mi experiencia tanto como futbolista como a nivel personal”.

Sobre el ego y la necesidad de tener los pies en la tierra para llegar lejos, lo tiene claro, “muchas veces lo peor en un futbolista joven es el entorno. Es necesario tener a alguien cerca que te diga que te estás equivocando, que te pare”.

A él, sin ir más lejos le avisaron cuando le ingresaron su primer sueldo. “Cuando cobré la primera vez me avisaron para que no me comprase un cochazo, que al final es lo fácil cuando eres un chaval de veinte años y te ves ganando mucho dinero”. Casualidades, de nuevo, en el local donde estamos se encuentra un viejo amigo de la calle Sagunto, Carlos Casas, al que le invita a contar cuál fue su primer coche.

DSC 0047
José Antonio Culebras con su amigo Carlos Casas, vecino de la calle Sagunto

“El primer coche se lo compré a su padre, un Citroën Xsara. Qué bueno me salió macho”; y se ríen, mientras recuerdan aquellos días.

Esa normalidad, su cercanía con la gente allá donde ha ido, es la mejor enseñanza que puede posar sobre los futuros cracks del fútbol español, que tienen mucho que aprender de un tipo que no jugó en la Selección, que no escuchó el himno de la Champions, pero que ha disfrutado de este deporte durante más de treinta años dejando una huella imborrable allá donde ha estado.

 

Noticias relacionadas:
Rafael Gosálvez, geógrafo de la UCLM y director de Geovol / Clara Manzano
Imagen de la variante Puertollano
Emiliano García-Page, este lunes en un acto en Guadalajara / JCCM
350 futbolistas de ambos sexos van a participar en la Jornada / F. Navarro
Firma del convenio
A pesar de los "enormes" esfuerzos  la situación médica del menor no pudo solucionarse
Cerrar