Los tres han recorrido miles de kilómetros por dos continentes y seis países diferentes. Un periplo en el que han tenido que enfrentar problemas y vicisitudes de todo tipo, pero todo ha merecido la pena por los paisajes que han visto, y sobre todo, esas personas a las que han entregado su cariño y su solidaridad. Han cruzado tantas fronteras que cuando se han visto esta mañana, han saboreado triunfalmente un vino que se han tomado en Tarifa.
Mientras hacíamos la foto, a bote pronto, nos han contado que el coche ha respondido de maravilla, que los problemas surgidos se han solucionado bien y que después de tantos kilómetros recorridos tenían ya ganas de volver a casa.