Eran poco más de las 16:45 horas cuando Alejandro Valverde (Movistar) levantó los brazos como vencedor en Almadén, por delante de Peter Sagan. Era el momento esperado por todos los que antes, algunos con muchas horas de antelación, esperaban con ganas la llegada del pelotón junto al Parque Minero, un bonito escenario declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que ha puesto el punto y final a la octava etapa con salida en Linares (195 kilómetros). Y que ha dejado para la historia otro paso de la Vuelta Ciclista a España por la provincia.
El calor apretaba fuerte. Muy fuerte en Almadén y en su zona alta del Parque Minero. Pero eso no ha impedido que pronto los aficionados se fueran asentando a los lados, tras las vallas, de los últimos metros de la etapa, con una importante pendiente que presagiaba un exigente final propicio para los ciclistas potentes. Y así es Valverde. Eso sí, los más tempraneros buscaron sombras bajo los árboles para evitar la intensidad calorífica.
Poco a poco el ambiente fue incrementándose en el entorno de la llegada, a la vez que los ciclistas iban recortando kilómetros por las carreteras cordobesas. En ese entorno los afortunados con pase vip esperaban desde su zona privilegiada, los organizadores y cuerpos de seguridad cumplían con su cometido, los periodistas esperaban a hacer sus crónicas en una gran zona de prensa y la gente de Almadén y comarca se iban colocando por las calles de la localidad y apiñando en el tramo de subida final.
Poco antes de las 16 horas el helicóptero que volaba por el cielo intuía que el final se acercaba. Unos 40 kilómetros para la llegada, cantaba el speaker en la línea de meta, junto a la zona de podio en donde se podía ver la carrera en una pantalla gigante, mientras los coches de patrocinadores y organizadores iban llegando. La expectación iba aumentando a la par que el calor, el de la temperatura y el de la gente.
Y desde arriba, al fin, se pudo observar como el pelotón principal alcanzaba la parte baja, con una peligrosa rotonda, para encarar los últimos 500 metros de pendiente. El clamor, el griterío de ánimo y las palmas se hicieron oir por toda la zona hasta que Valverde se coronó como ganador en bonito esprint. Posiblemente el que la mayoría de los presentes deseaban. El vencedor pasó como una exhalación, junto a Sagan, Van Poppel o Jon Izaguirre, los cuatro primeros clasificados, y tras ellos los Quintana, Yates, Rigoberto Uran o Aru, entre otros. A por ellos se lanzaron los caza autógrafos y aquellos que buscaban fotos rápidamente. Unos con suerte y otros sin ella, porque mayoría de ciclistas buscaban sus autobuses. Tenían más de 3 horas de camino por delante hasta Talavera, salida de la etapa de este domingo con final en la Covatilla.
También llegó con algo de retraso y sudoroso Sergio Pardilla, el membrillato del Caja Rural, el único ciudarrealeño del pelotón de esta Vuelta a España 2018, al que muchos reconocieron como tal para fotografiarse junto a él, deseándole un triunfo en alguna de la próximas etapas. Fue el toque provincial a la carrera.
La jornada concluyó con los podios, mientras que la masa se iba disolviendo con rapidez, la misma con la que, realmente, acontece todo en un llegada del pelotón. Alejandro Valverde cogió sus premios, varios, entregados por las autoridades, entre ellos el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, testigo de la etapa en el coche de la dirección. Los privilegiados que han podido estar alrededor del podio, junto a periodistas, fotógrafos y organizadores, ovacionaron al murciano algo más que al líder, el francés Rudy Molard, que continuó con el maillot rojo.
Con el Parque Vuelta, una zona de actividades de diversos patrocinadores algo lejana a la llegada, se puso el punto y final a una nueva jornada de la Vuelta en la Provincia. Almadén, salida en 2011, ha tenido la suerte de volver a acogerla en 2018. Aunque una llegada de etapa siempre es fugaz, rápida, menos propicia para contemplar a los ciclistas, Almadén, con su Parque Minero, ha vuelto a dar calor al pelotón. Y mucho calor. La ocasión lo merecía, pese a los casi 40 grados de temperatura.