Un sueño que nació hace 30 años
La escalada es un deporte que combina técnica, valor y trabajo en equipo. Para Iván López, dueño y técnico de Born to Climb, ese flechazo con la roca nació hace casi tres décadas. “Yo llevo escalando cerca de 30 años, siempre me ha gustado, llevo 15 años como técnico y esto es lo que me apasiona desde siempre”, cuenta con una sonrisa.
El origen y la filosofía de Iván López
La historia de Iván López está ligada al mundo de la montaña desde muy joven: comenzó a escalar hace tres décadas y pronto se vio involucrado en clubes, talleres y clases destinadas a niños y adultos. “Siempre he estado un poco vinculado a trabajar con niños, enseñar a los niños a escalar, llevarlos al monte…”, cuenta. Incluso llegó a montar una tienda de montaña en Madrid, con un pequeño rocódromo a nivel de usuario. Más adelante, el destino lo llevó a Miguelturra, donde se topó con un entorno que, pese a tener opciones de escalada natural en la provincia, carecía de un rocódromo comercial abierto al público en general.

De ahí surgió la iniciativa de fundar Born to Climb. “Decidí montar la empresa de escalada para dedicarme a lo que me gusta y fomentar un deporte que promueve compañerismo y autosuperación”, explica Iván. Es un enfoque que se percibe nada más cruzar la puerta: se mezclan jóvenes de 8 o 9 años con adultos que superan los 40, todos buscando un espacio común donde entrenar y compartir la experiencia de resolver cada tramo de pared.
Lo que diferencia a Born to Climb, según su creador, es la cercanía y la posibilidad de que cualquier persona pueda empezar desde cero sin necesidad de tramitar la pertenencia a un club o depender de horarios muy restringidos. Para Iván, esto facilita que más gente se anime a descubrir la escalada. “Mucha gente no va a esperar a que un club municipal tenga hueco. Aquí pagas la entrada de un día y pruebas”, resume. A partir de ese primer contacto, muchos se apuntan a clases regulares para mejorar técnica, perder el miedo a la altura y, en definitiva, convertirlo en un deporte habitual.

El objetivo a largo plazo de Iván es claro: “Mi meta es llegar a la jubilación con este proyecto, seguir formando a niños y a adultos para que conozcan este deporte”. Los buenos resultados, dice, se notan en la cantidad de usuarios que, desde que abrió las puertas, han ido quedándose y creando vínculos de amistad. “Cada vez somos más socios y la gente se va muy contenta. Se ayudan entre ellos, comparten objetivos, y eso es muy gratificante”.
Instalaciones, formación y un ambiente cooperativo
Born to Climb está dividido en dos áreas principales: por un lado, la zona de vías, con alturas de hasta nueve metros y equipadas con autoaseguradores, y por otro, la zona de bloque (boulder), donde se escala sin arnés ni cuerda sobre colchonetas de doble impacto. Para Iván, la instalación de vías es un punto fuerte de su rocódromo. “Por aquí no hay otro con tantos metros de altura en un ámbito comercial y homologado”, afirma. La idea es que, gracias a los autoaseguradores, cualquiera pueda entrenar sin depender de un compañero que le dé cuerda desde abajo. El sistema frena y baja al escalador de forma suave si se suelta o cae, aportando seguridad e independencia.

La zona de bloque, en cambio, ofrece movimientos más explosivos y técnicos, de menor altura, pero mayor intensidad. Aquí, la colchoneta es la primera aliada, aunque Iván recalca que se enseña “a caer de forma correcta para evitar lesiones”. Además, el muro está diseñado con distintos ángulos para que se puedan configurar bloques de diferentes grados de dificultad. Cada semana se cambian presas o se diseñan problemas nuevos, de modo que los escaladores encuentren siempre retos renovados.
En lo que respecta a la seguridad, Born to Climb cumple con la normativa vigente y tiene su documentación en regla. “Tenemos el seguro que cubre a cualquiera, sea socio o no. No necesitas unirte a un club ni pagar cuotas de inscripción extra. Puedes venir un día, probar y ya está”, puntualiza Iván. Para quienes deseen entrenar con frecuencia, se ofrecen bonos y mensualidades, pero sin perder de vista la idea de facilitar el acceso a los novatos que solo quieren curiosear.

Otro aspecto clave es la formación. Iván lleva 15 años como técnico y se ocupa de enseñar desde lo más elemental (usar un arnés o asegurar con un GriGri) hasta cuestiones más avanzadas, como la escalada clásica o la biomecánica del movimiento en pared. “Aquí hay gente de todos los niveles, y si alguien quiere profundizar, ofrecemos cursos específicos”, explica. También organizan salidas puntuales a roca para que el alumnado experimente la escalada en entornos naturales. “Después de aprender las técnicas y familiarizarse con el material, lo ideal es probar en roca, aunque requiere otra logística”, reconoce.
El compañerismo y la cooperación se ven con frecuencia en este lugar. Escaladores veteranos dan consejos a principiantes, y los niños aprenden rápido cuando ven que sus compañeros superan pasos difíciles. “No competimos unos contra otros, nos ponemos objetivos y todos nos ayudamos a superarlos”, enfatiza Iván. Ese ambiente fomenta que mucha gente se quede, pues se siente apoyada en cada intento de llegar un poco más alto.
Una actividad para niños, adultos y competidores
Uno de los mayores logros de Born to Climb es ofrecer clases a diferentes grupos de edad. Hay menores en plena etapa escolar que, varias tardes por semana, vienen a aprender con Iván y un equipo de monitores. “Los niños se inician sin miedo y aprenden las bases de la seguridad de forma natural”, comenta. A la vez, por las noches, aparecen adultos que desean mantenerse en forma o simplemente desconectar del estrés diario con un deporte que combina fuerza, equilibrio y concentración.

¿Y la competición? Aunque no es su foco principal, algunos alumnos han llegado a sumarse al equipo de tecnificación de la Federación de Castilla-La Mancha e incluso hay visitantes que compiten a nivel nacional y aprovechan el rocódromo para entrenar cuando no pueden desplazarse a centros de alto rendimiento. “No soy entrenador de élite, pero si vienen y quieren entrenar, encantado de ayudarles”, dice Iván. Aun así, subraya que la mayoría de los usuarios buscan superarse personalmente más que ganar medallas.
Cada cierto tiempo, Born to Climb organiza pequeños eventos o campeonatos internos, especialmente con motivo de aniversarios o para dinamizar la comunidad. Iván explica que no suelen ser eventos muy grandes, pero sí sirven para que la gente se conozca y se motive. “Hacemos una competición para celebrar estos dos años y la gente se lo pasa muy bien. No hace falta ser un profesional para participar”, afirma.
Precios, bonos y futuro
En cuanto a precios, Iván resume que la entrada de un día cuesta, de media, entre 6 y 7 euros, y se puede alquilar el material básico (pies de gato, arnés, casco) para no tener que comprarlo todo de golpe. Para quienes deseen entrenar varias veces por semana, se ofrecen mensualidades que rondan los 42-45 euros, con acceso ilimitado. También existe la opción de un bono de 10 entradas por 60 euros. “Lo importante es que la gente no vea una barrera económica. Queremos que prueben, disfruten y se queden”, insiste Iván.

El futuro de Born to Climb se vislumbra prometedor. Desde su apertura, no ha parado de atraer tanto a curiosos como a escaladores consolidados, y la base de usuarios sigue creciendo. Iván admite que su día a día se centra en impartir clases, organizar actividades y mantener el rocódromo, pero no descarta incorporar más eventos, salidas a la montaña o cursos especializados. “La respuesta está siendo muy buena. Cada vez hay más gente que descubre la escalada y se engancha”, comenta orgulloso.
Más allá de los números, Iván subraya que su mayor satisfacción es ver cómo las personas pierden el miedo y se ilusionan al encadenar su primera vía o resolver un bloque complicado. “Aquí hay que venir a disfrutar. Tenemos niveles desde lo más sencillo hasta retos muy exigentes. Si alguien quiere probar, que venga con ganas, lo más importante es pasarlo bien”, aconseja. También destaca el aspecto social de la escalada: “Es un deporte muy social. Siempre hay alguien que te da consejos sobre cómo hacer el paso que no te sale, o te anima a intentarlo otra vez”.
Una comunidad que crece entre risas y retos
Lo que se respira en Born to Climb es, en definitiva, un ambiente de motivación y ayuda mutua. Varias personas comentan que, en los últimos meses, han formado grupos para salir a la montaña los fines de semana, iniciados precisamente en el rocódromo de Iván. “Aunque ahora no nos da mucho tiempo para programar salidas masivas, de vez en cuando sacamos a la gente a roca para que vean cómo es la escalada al aire libre”, explica el técnico. Es un paso muy valioso, ya que la verticalidad natural añade nuevos factores de desafío y aprendizaje.

La escalada se ha convertido en un deporte en auge a nivel nacional, impulsado por su inclusión en los Juegos Olímpicos y la creciente popularidad de los rocódromos urbanos. Iván cree que es un momento estupendo para quienes sientan curiosidad: “Ya no es algo extraño. Antes la gente pensaba que necesitabas ser un súper atleta o tener mucha experiencia en la montaña. Ahora saben que se puede empezar desde cero, en un sitio seguro, y avanzar poco a poco”. De hecho, varios de sus alumnos actuales se plantean competir a nivel regional o, al menos, mejorar su técnica para afrontar vías exigentes.
Al final, lo esencial para Iván es que Born to Climb siga impulsando esa chispa de compañerismo que él mismo experimentó cuando empezó a escalar hace tres décadas. “No competimos unos contra otros, nos ponemos nuestros objetivos y todos nos ayudamos a superarlos, sea el que sea”, insiste, recordando el ambiente que siempre le gustó de la escalada. Su sueño de jubilarse dando clases puede parecer lejano, pero cada día que pasa ve cómo se consolida el proyecto que tanto le ilusiona: un centro de referencia en la provincia de Ciudad Real, homologado, con buen ambiente y lleno de personas que descubren juntos el placer de subirse a la pared y desafiar la gravedad.

¿Lo mejor? Que cualquiera puede ir y probar, sin importar la edad o la forma física. “Si te apetece ver de qué va esto, vente un día y escalas. Igual descubres que tú también naciste para escalar”, anima Iván con una sonrisa. Y así, un proyecto que empezó como el sueño personal de un escalador experimentado se ha convertido en un punto de encuentro para nuevos aficionados, demostrando que la escalada puede practicarse con total seguridad en Miguelturra. Así es Born to Climb, el lugar donde, como su nombre indica, todos sienten que han nacido para escalar.