Jorge Ureña
Ciudad Real
Lo ha vuelto a hacer. Gustavo Molina, el paratriatleta ciudarrealeño, ha vuelto a llevar sus límites un poco más allá y lo ha hecho, además, para servir de ejemplo para otros lesionados medulares.
En la línea de salida de la Spartan Race que ayer se celebró en Rivas Vaciamadrid llamaba poderosamente la atención la figura de Gustavo que en su silla de ruedas y rodeado de un grupo de buenos amigos, se disponía a enfrentarse a cinco kilómetros de dura carrera contra un total de quince obstáculos. Si para todos los participantes la prueba ya era un reto importante, para Molina lo era mucho más duro. Pero él está acostumbrado a sufrir y a superarse y cuando dijo que iba a terminar la Spartan race nadie lo dudó.
Con su equipo de apoyo, el paratriatleta pasó uno por uno por los distintos obstáculos superándolos y acercándose cada vez más a la meta.
Lógicamente se llevó gran parte de las miradas de público y participantes que veían como el atleta ciudarrealeño seguía sin detenerse subiendo, arrastrándose, reptando, lo que iba tocando. Ni el barro, ni los obstáculos ni el fuego pudieron pararle y logró convertirse en el primer parapléjico español en finalizar una Spartan Race.
Además de lo duro de su esfuerzo, la nueva gesta de Molina tiene un trasfondo solidario ya que su presencia en la Spartan Race está enmarcada en el proyecto “You’re All”, una iniciativa solidaria destinada a impulsar iniciativas que acerquen el deporte a toda la sociedad. Con su ejemplo, además, ha contribuido de manera extraordinaria en el fomento el deporte y el afán de superación a todas las personas con lesiones medulares.
Yafán de superación tuvo que tener el atleta afincado en Poblete que, al término de la prueba reconocía que había sido “muy duro, estamos reventados pero ha sido toda una experiencia”.
Molina explicaba a Lanza que había tardado “tres horas para hacer los cinco kilómetros de recorrido, pero es que los obstáculos lo ponían muy difícil. Para mi lo peor ha sido el barro, tres fosos que resbalaban mucho, tirando de brazos era muy difícil y el último, las alambradas tirando de brazos”.
A pesar de las tres horas de esfuerzo, “Gus” manifestaba a Lanza con una sonrisa que “como experiencia ha sido brutal, muy impresionante”. Y destacaba el apoyo de sus amigos, de su equipo y “de todo el mundo que me ha ayudado, ha sido lo mejor, genial, muy buen ambiente”
Eso sí, la silla de ruedas ha quedado maltrecha y al final ya ni se movía.
Pero como el paratriatleta no es de los que se conforman con una prueba mañana, después de romper la barrera de la Spartan Race participa hoy en Madrid en la Liberty Race donde afrontará con su silla de atletismo los 10 kilómetros de recorrido.
“Me duele todo, estoy muy magullado pero hay que ir a darlo todo” explicaba en un nuevo gesto que le define como deportista y como persona. Sin duda un ejemplo a seguir por todos.