El karateka Matías Gómez ha dado por finalizada una larga temporada que para él comenzó en el mes de agosto del pasado 2016, cuando se proclamó campeón del Mundo Universitario. Desde entonces apenas ha dejado de competir y la ha terminado con un broche de bronce, el metal de la medalla que conquistó el martes en kumite -60 kilogramos en los Juegos Mundiales que todavía continúan celebrándose en la localidad de Wroclaw (Polonia).
“Estoy muy contento con este bronce. Lógicamente quería el oro, pero mi objetivo era conseguir una medalla porque el campeonato tenía mucho nivel (competían los cinco campeones continentales del pasado año y los tres mejores del Mundial) y sabía que iba a ser muy difícil subir al podio”, cuenta para Lanzadigital a su regreso a Madrid el deportista de Bolaños de Calatrava. Es más, para Matías “esta es una medalla que quedará para la historia”, ya que es su primera en estos Juegos Mundiales y será su última, toda vez que el karate no volverá a entrar en esta competición al haber sido incluido en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, en donde el provincial ansía con ganas competir.
Este bronce en los Juegos es una medalla que quedará para la historia
En esta última competición, el bolañego venció en la primera fase de grupos al holandés Geoffrey Berens (subcampeón del mundo) por un claro 4-0, y a Emad Almalki, de Arabia Saudí (campeón asiático), por 3-0, además de empatar sin puntos en el tercer y último combate ante Firdosi Farzaliyev, Azerbaiyán (tercero del mundo y posterior campeón de estos Juegos Mundiales), al que llegó clasificado para semifinales y que dejó a ambos en esa ronda.
En esas ‘semis’, Matías Gómez no pudo con el iraní Amir Mehdizadeh, el actual campeón del mundo, que le venció por un 7-0. “En la primera acción me dormí un poco y empezó ganando. Luego creo que tuve que puntuar yo y e rival tiró una patada que encajé, dándole a él los puntos. Con 3-0 en contra ya fue difícil remontar. Me ganó de manera contundente”, recuerda el karateka.
Tras no poder entrar en la final, Matías se jugó el único bronce que estaba en liza en esta competición frente al brasileño Douglas Santos: “Empatamos a uno, pero gané por decisión árbitral. Los jueces vieron que yo había llevado el peso del combate”, explica.
Con este buen sabor del bronce en los Juegos Mundiales, Matías Gómez quiere ahora descansar después de una temporada “en la que me pongo un bien de nota”. “No me salió bien el Europeo y en Rotterdam tuve mala suerte al perder el bronce. Me he podido resarcir al final de temporada con el oro en Toledo y el bronce en estos Juegos”, comenta.
Matías ha finalizado en el puesto 10 del ránking mundial de su categoría. Un puesto que le permite tomarse ya sus vacaciones esperadas y dejar de competir en pruebas del Circuito Mundial que llegan ahora, “ya que no bajaré muchas posiciones de cara al año que viene; hay que estar entre los 50 mejores para participar en pruebas del Circuito”, apunta. El bolañego quiere descansar unas semanas para comenzar un próximo curso con el Campeonato del Mundo de Madrid 2018 como gran reto.