Tercero en una de las pruebas más duras del calendario de ultrafondo nacional y con el mérito añadido de hacerlo compaginando su pasión con jornadas laborales maratonianas en su gimnasio. César Sánchez, conocido como ‘Ultraviviente‘, volvió a dar una lección de superación en Los 102 de la Comarca Soliss 2025, celebrada en la localidad toledana de Lagartera, donde cruzó la meta con un tiempo de 9 horas, 36 minutos y 51 segundos tras completar los 102 kilómetros y más de 1.500 metros de desnivel positivo. El ganador fue Ismael Almendros, del Triatlón Alcázar, con un espectacular tiempo de 8 horas, 31 minutos y 26 segundos, dominando la prueba de principio a fin y el segundo clasificado fue Jaime Calleja (Be Sirius), con 9:28:17.
Detrás de ese resultado se esconde una historia de sacrificio. César trabaja como único responsable de su gimnasio, donde abre a las 6:45 de la mañana, cierra a las 14:00, vuelve a abrir a las 16:00 y no termina hasta las 21:30, de lunes a jueves. Los viernes consigue descansar al mediodía, pero en total suma más de 60 horas semanales. Con ese ritmo, reconoce que no le queda tiempo para entrenar. Por eso, alcanzar el podio en una cita como esta tiene para él un valor especial. Asegura que es un esfuerzo enorme por su parte y que acabar así la carrera le hace sentirse muy satisfecho.

La exigencia del recorrido se vio agravada por la meteorología. Apenas cinco minutos después del pistoletazo de salida, los corredores ya tenían los pies empapados. Desde entonces y hasta el final, el agua no dio tregua. Las uñas destrozadas y los pies arrugados de César son una prueba más del castigo sufrido. A partir del kilómetro 50, la lluvia arreció, el barro cubrió los caminos y la carrera se volvió aún más dura, con tramos en los que era casi imposible correr. Con el paso de los kilómetros, los participantes fueron quedándose solos en el recorrido, lo que añadió un componente mental extra a la prueba.
A mitad de carrera, el segundo clasificado, Jaime Calleja, le llevaba 28 minutos. Sin embargo, Ultraviviente fue recortando poco a poco hasta dejar la diferencia en poco más de siete minutos en meta. Cree que, si la carrera hubiera tenido algunos kilómetros más, incluso podría haberle alcanzado.
El reloj marcaba un consumo calórico de más de 7.000 calorías al terminar la prueba, un dato que refleja el enorme desgaste sufrido durante las más de nueve horas de esfuerzo continuo. No fue una cifra elegida al azar: su dispositivo registró con precisión los efectos de la velocidad, el desnivel y la duración del reto. Y como anécdota que define su forma de afrontar la competición, cuenta que llegó justo antes de la salida y que, en lugar de un desayuno planificado como el de la mayoría, se comió cuatro cruasanes de chocolate. Con eso tiró adelante.

Lejos de tomarse un respiro, César ya tiene nuevos objetivos. El próximo mes de mayo participará en Las 20 Leguas de la Alpujarra, en la cara sur del Veleta. En verano regresará a los Pirineos para disputar la Val d’Aran, con 168 kilómetros de recorrido. Y en septiembre afrontará su gran reto del año: la Tor des Geants, en los Alpes italianos, con 330 kilómetros y 24.000 metros de desnivel positivo. La que considera la carrera más dura que ha intentado hasta ahora. Cerrará el año en casa, participando en las 100 Millas del Privilegio, una prueba de 175 kilómetros entre Toledo y Ciudad Real.
En un mundo donde cada vez es más difícil compaginar vida laboral y deporte de alto rendimiento, César Sánchez ‘Ultraviviente’ sigue demostrando que la voluntad también suma kilómetros.