El atleta infanteño Gustavo Molina (1980) se dedica a las maratones, pero de una manera especial, porque compite en la modalidad de silla de ruedas, más conocida como ‘handbike’. Molina, afincado en Poblete, era militar y estaba destinado en la Academia de Infantería de Toledo cuando en el verano de 2009, mientras practicaba rápel, sufrió un accidente que le cambiaría la vida para siempre: una lesión medular le dejaría parapléjico. Pasó cinco meses en el Hospital Nacional de Parapléjicos de la localidad toledana: “Desde que tuve el accidente tenía claro que mi vida iba a enfocarse en el deporte al cien por cien. Cuando trabajaba en el ejército, dedicaba la mitad del tiempo a mi trabajo y la otra mitad al deporte, entonces cuando supe que ya no podía seguir trabajando tuve claro que mi salida iba a ser el deporte”, asegura Molina.
En cuanto a la mentalidad para afrontar una situación de tal calibre y superarse, Gustavo Molina reconoce que el deporte también tuvo ‘la culpa’ en esa mejora y adaptación a su nueva vida: “El deporte, en cualquier ámbito, consiste en superarse. Yo no podía estar más abajo, solo podía subir, también me pilló en una época que estaba en la Academia Militar de Toledo y llevaba tres años en donde metían mucha caña, en estudiar también y en hacer las cosas muy rápido. Cuando me enseñaron a subirme en la silla yo, con dos veces que lo hacía, ya lo conseguía y veía que iba muy bien con respecto a los demás. Me animaba porque no me costaba mucho esfuerzo”, relata. Además añade, con cierta sorna, que “estaba en el hospital donde había rampas por si fallaban los ascensores y ya estaba echando carreras con mi silla a los que iban con la eléctrica. Yo ya estaba pensando en darlo todo”.
Molina también explica que tuvo dos fases tras su accidente, “primero la fase hospitalaria, donde estuve cinco meses en Toledo, y luego la otra fase que es cuando vuelves a casa y te tienes que enfrentar a la realidad, pero eso al final es tiempo”.
Para Gustavo Molina el deporte es “casi mi vida, ya no solo las horas de entrenamiento. Al final, ya piensas por y para la competición en temas de comida, descanso. El deporte me ha aportado todo, como estabilidad, felicidad, estar “enchufado” y motivado en todos los aspectos, no solo deportivamente. Para mí es casi como una ‘droga’, el día que te falta estás de mal humor y cuando te van bien las cosas con buenos entrenos y buenas carreras también se refleja en tu personalidad”, asevera el infanteño.
El deportista asegura que su día a día es bastante ocupado, “porque tengo que compaginar mi vida familiar con el deporte. Solo descanso un día a la semana y los demás hago doble sesión de entreno por la mañana y por la tarde. También toco algo de esgrima, así que al final estoy todo el día ocupado”. En fases de mucha competición, realiza varias sesiones de gimnasio a la semana además de entrenar con la silla de atletismo enfocado a las maratones.
Y esta pasión por el deporte le viene “por mi padre, le gustaba salir los domingos con la bicicleta y al final me lo fue pegando, me gustaba, lo veía en casa y empecé con el ciclismo. Más tarde empecé con la Peña Ciclista El Prado y cuando ves que vas bien y vas mejorando, siempre quieres dar un pasito más. Busqué un equipo júnior donde participé en varias carreras de mountain bike, carretera, piloto de tándem, hasta que me lesioné. Prácticamente llevo desde los 15 años ligado al deporte”, recuerda el infanteño.
Desde el año 2010, Gustavo Molina ha participado en innumerables maratones, duatlones… Para él el mayor logro que ha conseguido ha sido “el Campeonato del Mundo de Paraduatlón. También he conquistados dos campeonatos de paraduatlón en España, uno en ciclismo y dos de atletismo en pista”. Además, admite que los momentos que más le llenan son las maratones: “Una de las que más llenó fue la de Japón, donde he corrido varias veces. La gente se volcaba con nosotros en todos los aspectos, había muchos medios de comunicación, tenía mucha repercusión mediática, una buena organización… Fue un evento espectacular y realmente te sientes como un profesional”.
Gustavo Molina imparte charlas para intentar ayudar a personas que vivan una situación similar a la suya. Así, explica que “con las redes sociales mucha gente contacta conmigo porque conocen mi historia. Yo les digo siempre que mi salida fue el deporte, pero para ellos puede ser la música o bien estudiar algo, aprovechar segundas oportunidades. Es verdad que se cierra una puerta, pero se abren muchas ventanas. Yo les cuento mi experiencia personal, antes no tenía queja, pero gracias a la lesión medular estoy viviendo unas experiencias deportivas y humanas que sin ella yo nunca las hubiera vivido, habrían sido otras mejores o peores, pero estas y de esta manera desde luego que no”, afirma.
Molina también se ha animado con otra disciplina que no tiene que ver nada con las maratones y es la esgrima: “Recuerdo que cuando me quedé en silla de ruedas no encontré ningún deporte en Ciudad Real, así que me busqué la vida por mi cuenta y es cierto que el Club de Esgrima de Ciudad Real vino a buscarme, ya que les apetecía hacer un proyecto para gente que practicara esgrima en silla de ruedas. Hablaron conmigo para que probara y aprendiera sin compromiso y de momento va muy bien”.
En el II Torneo Nacional de Esgrima en Silla de Ruedas, celebrado en enero en Ciudad Real, Molina consiguió un bronce en la modalidad de sable: “Fue todo muy rápido, entrené durante cuatro meses tanto el sable como el florete y la espada. Como cualquier deporte nuevo la verdad es que es muy ilusionante”. Sobre la posibilidad de participar en más torneos, Molina comenta que “la idea es participar en las pruebas nacionales en el Campeonato de España, que son varias, y aún no sabemos si iremos a alguna internacional de la Copa del Mundo”.
Para este año 2020, Gustavo se marca dos retos, participar en varias maratones, “en lo que estoy muy centrado, porque es donde más apoyo tenemos. Las grandes maratones internacionales a los atletas élite nos invitan, te pagan los gastos, hay premios en metálico, cosa que en otros deportes no tenemos, y aparte estoy rozando la marca mínima B (la internacional) para los Juegos Paralímpicos de Tokio. Estoy muy cerquita, a un par de minutos y en una buena maratón se puede conseguir”, finaliza.