El tiempo pasa a la velocidad con la que vuelan los puños de Maywheather, mientras los recuerdos muerden en la memoria con la agresividad con la que Tyson se aferró a la oreja de Holyfield. Antes de que el euro cambiase a España el acento castizo para europeizarlo, y de que internet se colase en los hogares, los fragmentos del otro lado del mundo llegaban racionados y obligan a paladear cada una de esas imágenes que estaban hechas para la historia.
Pese a que el insomnio todavía no era un invento de los modernos que se enganchan a lo americano, hubo un deporte como el boxeo que nació para crear ídolos y hacer que todo el mundo esperase con los ojos abiertos y la guardia alta para ver combates que crearon ídolos que perduran a las generaciones.
Hoy todavía se habla de Cassius Clay, de Foreman o de “Sugar” Robinson y los niños siguen soñando con subir las escaleras en Philadelphia para acabar levantando el puño como lo hizo Rocky, personaje que regaló algunas frases motivadoras que a veces se repiten como mantras para seguir siempre hacia delante y una canción como «Eye of tiger» que dispara las pulsaciones cuando más se necesita.
Tal fue la fuerza con la que penetró el boxeo en España, que para sus adeptos la capital del país se trasladó a lugares como Argüelles, ValleKas o Leganés. A la larga lista de célebres boxeadores norteamericanos que se tejieron en aquellos años de Vietnam, se sumó en la península ibérica el de Pedro Carrasco que primero destacó con sus golpes, para después hacerlo como personaje famoso tras su boda con Rocío Jurado.
Sin embargo, con él comenzó un legado que asumió Poli Díaz, el típico héroe de barrio que sube a la cima, se gana el fervor del pueblo y se precipita al vacío demasiado pronto porque piensa que ha aprendido a volar. Después llegó Castillejo, ocho veces campeón del mundo y ahora se han sumado otros tantos que nos permiten seguir disfrutando de un deporte que ha cambiado, que ya no huele a puro y no viste con sombrero y gabardina, pero que sigue conservando la esencia que lo hizo grande.

Ahora el boxeo, como las artes marciales, son de todos. Han muerto los ídolos, pero se ha un ganado deporte que parecía estigmatizado; y sin embargo, pese a los golpes, es uno de los más nobles de cuantos se practican. Uno de esos lugares, donde hoy se paladea el mejor deporte de contacto es el gimnasio PGBR Team de Puertollano, el primer centro deportivo de la región donde se combinan las artes marciales mixtas con deportes como el boxeo o el mantenimiento físico con pesas. Desde hace años su llegada a la ciudad minera supuso el nacimiento de un lugar donde están creciendo campeones y grandes eventos deportivos.
Uno de ellos es la velada que tendrá lugar el próximo sábado 4 de junio en Puertollano, al aire libre, donde se espera albergar unas mil personas, en la que habrá en disputa tres títulos de campeones de España en tres modalidades distintas (boxeo, K1 y MMA) y en la que participarán veintiséis luchadores (trece del PGBR Team y trece venidos de los clubes más importantes de toda España).

Para llegar al máximo nivel, los luchadores ultiman su puesta a punto sudando para pasar el pesaje, que es el primero de los combates a los que se enfrentarán. Antes de que suene la campana, Lanza visita el gimnasio PGBR Team para compartir con los promotores de esta velada histórica los momentos previos, en los que las ganas y la adrenalina hacen que los golpes suenen con mayor nitidez, acompasados, con ritmo, sin descanso.
Desde la puerta ya se escucha esa sintonía pom, pom, pom que se repite de forma vertiginosa en una cadencia vertiginosa con la que impactan los golpes en diferentes lugares del tatami. Entre medias de ellos se escucha algún pequeño grito, alguna respiración que se entrecorta y una vez más, con la misma cadencia alborotada el pom, pom, pom…que sólo acaba cuando comienzan a hablar Francisco García “Paquito”, gerente del gimnasio PGBR Team; así como Vicente Díaz y Raúl García, que serán dos de los luchadores en una noche que huele a legendaria.
Actualmente, señala el gerente del centro, “en el gimnasio tenemos alrededor de ciento cincuenta personas que vienen a aprender de las disciplinas de contacto. El más joven tiene seis años y el mayor unos sesenta”. Muchos de los más mayores, explica, “se enganchan porque vienen a traer a los niños y un día pasan a probar y acaban quedándose con nosotros”.
Uno de esos alumnos, veterano en trayectoria, joven en edad, es Raúl García, quien destaca “la importancia de tener un centro donde cada día puedes entrenar amoldándote a tus horarios y tus necesidades. Antes tenías que amoldarte tú y como mucho tenías dos o tres entrenamientos por semanas”.
En estos días previos, tanto Raúl como Vicente, coinciden al afirmar que “pelear en casa hace que los nervios se gestionen de otra manera porque sabes que hay más gente cercana apoyándote”. Esa cercanía de caras conocidas hace que la adrenalina también se dispare y conviertan los combates en un momento, si cabe, más especial todavía.
Pese a que Raúl, Vicente o Alberto del Campo ya saben lo que es lucir un cinturón de campeón, afirman que “aquí no hay favoritos. Puedes dominar un combate y una mano al final de la pelea te puede dejar sentado”.
Alejados de las etiquetas de favoritos, pero “con unas ganas increíbles de que llegue el día” se despiden sin perder un sólo segundo para volver a ponerse las manoplas y seguir entrenando.
Se alejan los pasos, acaban las fotos, vuelve a sonar la BSO del gimnasio pom, pom, pom…que será la misma que sonará la noche del 4 de junio en Puertollano.
*Las entradas pueden adquirirse en el gimnasio PGBR, en la peluquería Moraño o a través de los diferentes competidores locales.