“Es extraño la última vez que haces el bolso, que llegas a La Moheda y te sientas en el sitio de siempre…”. Gabriel Jesús Ruiz Santa Quiteria Peinado (La Solana, 1985) ha colgado las botas. El capitán amarillo cedió el brazalete por última vez a Diego Sevilla el pasado sábado, minutos antes de concluir el partido amistoso frente al Rayo Vallecano B. “He intentado ser duro, pero no he podido evitar emocionarme”, reconoce. Sus compañeros le hicieron el pasillo. Colofón a una tarde de sensaciones ambivalentes. “Dejar al equipo en Tercera División y despedirme así es lo máximo; no puedo pedir más”, decía a Radio Horizonte. Abandonaba el césped colmado de cariño, el mismo que él ha profesado al club de su vida.
Atrás quedan episodios épicos; también algún sinsabor. Pero en el recuento queda la parte más amable. “He aprendido muchísimo; el deporte te forma como persona, te enseña cómo es la vida y me quedo con los amigos hechos y los momentos que he compartido con ellos”.
Entre esos momentos, mayo de 2018. “Sin duda me quedo con mi primer ascenso con La Solana, por las circunstancias que fueron, la plantilla corta que teníamos, mi propio tío era el entrenador y tanta afición como se movilizó”. En segundo lugar, por supuesto, este último ascenso, una especie de desafío personal que se había marcado tras la decepción del último descenso a Preferente.
Sancho abandona el fútbol de competición en el momento idóneo, con los vapores del ascenso aún frescos y un físico que ya decía basta. Sus rodillas no están para excesos y hubiera sido muy difícil continuar, por no decir imposible. Además, es momento de dar paso a los que llaman a la puerta. “Los chavales que han venido son un espectáculo; son futbolistas para estar aquí muchos años porque tienen ganas de comerse el mundo”. Se refiere a chicos como Fran Marín, Samu o Ángel, que esta temporada han irrumpido con enorme fuerza.
A la hora del adiós, el central prefiere hablar de un hasta pronto. Quiere seguir vinculado al fútbol. “Me gustaría seguir ligado al club”, admite sin tapujos. “He hablado con Kiko y me ha dado unos días para pensármelo”. Pero ya lo tiene pensado. “Tengo la problemática del trabajo, aunque el míster me ha dicho que me facilitaría las cosas”. “Es posible que el año que viene eche una mano en labores técnicas o en lo que pueda ayudar”. Todos dan por hecho que Vilches seguirá al frente del banquillo de La Moheda, aunque oficialmente no hay nada cerrado. La relación entre ambos es muy buena, así que… blanco y en botella.
