Santiago Cañizares presentó hace unos días en Puertollano el libro “Cañete mucho más que un gran portero”, junto a los autores del mismo César Toldrá y Alfonso Gil. Un libro que cuenta con prólogo de Iker Casillas y epílogo de Fabián Ayala y va más allá de una biografía al uso acerca de Santiago Cañizares Ruiz, puesto que no es solamente un gran portero. Leyenda viva del Valencia CF, lo han disfrutado también conjuntos como Real Madrid, Elche, Mérida y Celta. Además, la selección nacional ha contado con él bajo los palos en 46 ocasiones.
En este sentido, Cañizares asegura que “creo que a mí me ha tocado la lotería, la mejor lotería que le puede tocar a una persona, que es hacer de su vocación su profesión, tener una infancia feliz, llena, rodeada de una familia trabajadora y honesta, conseguir sueños deportivos que algunos eran inimaginables y entonces elegir un momento es muy complicado”.
De lo que más se siente orgulloso es “de tener una familia fantástica con siete hijos, aunque uno de ellos ya no está con nosotros, de poder gestionarlo día a día y gracias al esfuerzo común y general todos estamos bienvenidos”.
Sobre el legado que le gustaría dejar, el ex cancerbero destaca que “me gustaría no irme lo primero y así no tener que dejar nada, pero, ya aprendí aquí en Puertollano del esfuerzo de mis padres, que tenían que trabajar ambos para sacar adelante a la familia y por lo tanto ser personas responsables y honradas, que en un pueblo hay que ser honrado para mantener negocios durante toda la vida, porque todos nos conocemos y si tengo que dejar algún legado pues simplemente ese es, el ejemplo que me dieron mis padres, de ser una persona responsable y honesta con todas las actividades que he realizado”.
A modo de resumen, Cañizares explica que “todo lo que cuento es rigurosa verdad, toda mi infancia en Puertollano, mi marcha a Madrid, uno de los puntos de inflexión en mi vida, con 16 años de jugar en el Real Madrid juvenil y mi carrera deportiva, con un montón de anécdotas y experiencias que he vivido, circunstancias que he tenido que superar y éxitos que he tenido que celebrar, gracias a Dios y al esfuerzo de quienes juegan conmigo, y también una vez que acabó el fútbol, que pienso que ya todo va a ser un poco más relajado y demás, pues aparecen determinadas actividades y sucesos en mi vida que tampoco me permiten estar de brazos cruzados, mi etapa como comentarista en radio y televisión como se produce, esa situación que es absolutamente fortuita, mis 10 años corriendo rallies, aunque empecé a correr con 40 años, evidentemente, nunca tuve el ritmo de la gente que de verdad iba rápida pero me lo pasé bien, y mi vida personal en algunos aspectos y anécdotas delicadas a lo largo de mi vida, lo que cuento es rigurosamente verdad, eso lo puedo garantizar, y lo que no cuento es porque no me acuerdo, porque ha habido sucesos que no retengo en la memoria, por desgracia perdí a un hijo de 5 años por cáncer infantil y eso me hizo resetear el cerebro, fueron muchos meses luchando y ahí perdí mucha memoria y muchos acontecimientos, a veces con exjugadores o amigos hemos recordado momentos y me los han contado porque yo ya no me acordaba de ellos, pero tuvo que ver seguramente con este suceso que de alguna forma cambió completamente mi vida”.
José Cañizares, padre de Santi y un gran maestro del judo, ayudó mucho a Santi inculcándole los valores del deporte, la disciplina y el sacrificio y esa llamada del Real Madrid que supuso un punto de inflexión en su vida. Sin esa llamada “hubiera tenido todo más difícil, porque mi padre primero me lo permitió porque yo estaba con el Calvo Sotelo Juvenil y entonces subí al primer equipo por la lesión de un compañero, que estaba en Segunda B, hice la pretemporada pero llegó el mes de septiembre, yo me tenía que incorporar al instituto, al Fray Andrés y la verdad es que me permitieron estudiar por la noche para seguir entrenando con el primer equipo, luego además en determinadas situaciones siempre tuve a mis padres al lado, mi madre siempre tuvo palabras que en ese momento eran necesarias para mí, le recuerdo la más importante, tú no te preocupes hijo que si fracasas cuando estés en Madrid aquí siempre vas a tener un plato de comida, pues eso me dejaba muy tranquilo y mi padre como se ha dedicado al deporte, ha sido profesor de judo, entrenador nacional, árbitro nacional, examinador de cinturones negros, pues los valores del judo me los ha transmitido y sirven para todo, sirven para el fútbol y sirven para la vida, que tiene que ver con el trabajo, la humildad, el desempeño, el respeto a los rivales. Él no me ha podido explicar cómo colocar una barrera o cómo adivinar un penalti, pero sí que desde muy joven ya me dejó una nota en el escritorio de mi mesa cuando me marché a Madrid con 16 años y se tuvo que venir para acá, me dejó una nota donde hablaba de estas cosas simplemente que eran valores del deporte que yo creo que el judo los lleva hasta la máxima expresión”.
Por último, Santi Cañizares explica qué le aportó el judo para aplicarlo en el fútbol al máximo nivel. “Mis años donde yo hago judo, desde los seis años, son fundamentales en mi vida. Primero porque los profesores de judo, donde incluyo a mi padre, pero todos en común, son gente muy humilde, son gente con mucho respeto al deporte en general, con mucho respeto al judo. Y entonces siempre te transmitían, pues, la humildad, el esfuerzo, el trabajo, el desempeño, el respeto a los rivales. Si son mejores que tú, pues estúdialos, aprende de ellos. Si son peores que tú, no te fíes. Y todos los valores que engloban los deportes, quizás menos mediáticos, que se hacen por más vocación, porque no dan de comer, como el judo, pues son excelentes”
“Me aportó el poder tener mucha fuerza en las manos, que eso me permitió tener mucha destreza a la hora de blocar. Una de mis mejores condiciones es que yo sujetaba muy bien la pelota, o que, por ejemplo, en los saques de córner en muchas ocasiones, no dejar la pelota muerta”, señala Cañizares, que destaca que “en el judo, por ejemplo, pues lo principal, no competir es la lucha por el agarre. Entonces, pues tú tienes que tener habilidad, destreza en las manos y fuerza para agarrar porque si tú agarras mejor a un rival, entonces tienes mucho ganado. Y luego, evidentemente, las caídas. El portero, pues, se tira muchas veces al suelo. Entonces, hay días que los campos están muy blanditos y me acuerdo de mi época en Vigo que hacía frio, podía estar lloviendo en muchos momentos del año, pero tú no te hacías daño porque estaba siempre el campo mojado, estaba blando, pero, en Valencia, por ejemplo, o en mi etapa en Mérida, íbamos muchas veces a entrenador y el campo estaba helado, pero había que poner ahí la cadera contra el suelo. Desde la primera hora de la mañana y varias veces. Entonces, el judo también me enseñó, pues, evidentemente, a posicionar mi cuerpo, a controlar mi cuerpo respecto al suelo, las caídas y demás. Para mí el judo fue fundamental”.
Para finalizar, Cañizares cuenta una anécdota con su padre cuando tocaba examinarse para algún cinturón. “Estábamos todos repasando el temario del libro. Y había alguna cosa que no la entendía nadie porque era la más complicada. Entonces yo decía, no os preocupéis, si eso me lo va a preguntar a mí, como soy su hijo, no vaya a ser que alguien piense que me va a dar el cambio de cinturón por el morro. Y me lo preguntaba”.
“Pues aquí mi padre lo que trataba era de que nadie, de que el honor estaba por encima de todo. Nadie pensaba que si mi hijo pasaba de cinturón azul a azul marrón era porque era mi hijo. Delante de todos era el examen más difícil y si no, se iba por casa y castigado”, finaliza.