La Escuela de Autoempleo Agroecológico de Miguelturra, que proporciona formación sobre el sector agrario a personas de distintos perfiles, va a iniciar el cuarto curso como estrategia para la creación de autoempleo, la mejora de la biodiversidad, y la producción de alimentos sanos y de la máxima calidad.
Se trata de un proceso alfabetización agroecológica, explica Adolfo González, director técnico del proyecto que se inició en 2014, que cuenta con financiación exclusiva del Ayuntamiento miguelturreño, y se desarrolla en el marco de la Mesa Local por el Empleo.
El objetivo de esta iniciativa agroecológica es formar a personas en una actividad laboral, con la posibilidad de explotar un huerto propio
González recuerda que el objetivo de esta iniciativa agroecológica municipal tan exitosa (ha sido exportada a otros municipios fuera de la región y se ha presentado en foros universitarios) es formar a personas en una actividad laboral de carácter agrícola, con el fin de proporcionarles una ocupación, incluso la posibilidad de explotar un huerto propio.
El proyecto consta de dos cursos básicos de 40 horas, uno de ‘Iniciación a la Agroecología’ y otro sobre ‘Cooperativismo y comercialización’, y posteriormente para quienes superen la primera fase, otra actividad de 100 horas para la especialización en agroecología.
Primera fase
El director de la escuela explica que en una primera fase, los alumnos reciben formación sobre el sistema productivo en ecológico que ponen en práctica durante medio año en huertos unitarios de 50 metros cuadrados. “Allí toman contacto con el campo y se inician en la horticultura”, señala, principalmente con los cultivos de verano.
De esta manera, los aspirantes con interés en el proyecto “y ganas” acceden a la segunda fase, en el curso siguiente, con un programa de carácter más práctico y parcelas de 1.000 metros cuadrados que les permite cultivar todo el año, tanto las especialidades de verano como las de invierno.
“Las enseñanzas son más profesionales, apunta, así como les ayudamos en la comercialización”, más allá de los circuitos cortos, es decir, la venta directa entre productor y consumidor.
Estos miniproductores, de distintas edades y profesiones, también disfrutan de todo tipo de materiales para la práctica de sus cultivos, vinculados al campo calatravo, además del asesoramiento técnico y especializado que reciben.
Clave
El segundo año es clave para los participantes iniciados en la agroecología, dado que amplían su campo de acción, producen en mayor cantidad y acceden a los canales de comercialización.
Al cierre de este periodo, ya hay alumnos que deciden emprender y convertirse en productores ecológicos profesionales, para lo que el ayuntamiento dispone de un banco de tierras al que pueden acceder en régimen de alquiler si no son titulares de suelo agrícola.
En concreto, el Consistorio miguelturreño cuenta con tres parcelas de 5.000 metros cuadrados, que pueden usar los futuros agricultores, a cambio del pago de un precio simbólico de 7 euros al mes, incluidos los derechos de agua.
En este punto pueden desarrollar una actividad laboral y darse de alta en el registro agrícola, cumpliendo uno de los objetivos del proyecto, como es mostrar una oportunidad profesional de desarrollo, con la clara finalidad de que se pueda convertir a medio plazo en una salida laboral y fuente de ingresos.
Sobre el número de alumnos “es variable”, aunque la media de cada año es de 15 nuevas inscripciones.
Al término de la última evaluación, explica Adolfo González, diez personas estaban centradas en el periodo de formación y acercamiento a este sistema productivo; otras nueve habían decidido seguir en la fase segunda, con más participación y acceso a las ventas, mientras que otros cuatro alumnos estaban inmersos en el inicio de un proyecto para el autoempleo, dirigido a la explotación de un huerto hortícola de productos de la tierra.
