El presidente de Asociación de Destiladores y Rectificadores de Alcoholes y Aguardientes Vínicos (ADEVIN), Francisco Ligero, ha asegurado que “es el momento de trabajar sin descanso” a la hora de tomar medidas en el sector vinícola, muy afectado por las crisis sanitaria.
Son varias las entidades de productores (Asaja) y sectoriales (industriales) que ya han solicitado que se reactiven herramientas como la destilación, o las ayudas al almacenamiento privado con cargo a los fondos del Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola Español (PASVE) de 2021.
En el caso de la destilación de vino en alcohol con uso sanitario o industrial, “habría que conocer, según Ligero, las partidas que hay disponibles” en el programa para la elaboración de estos subproductos.
“Es evidente que es necesario estudiar con urgencia, no deprisa y corriendo como se hizo el año pasado, la puesta en marcha de las medidas de intervención más oportunas para abordar la complicada situación” que vive el ámbito productivo del vino.
A su juicio, el escenario “tiene tintes dramáticos” por la conjunción de tres hechos: las elevadas existencias de vino a 31 de julio (35 millones de hectolitros -dos de mosto- a nivel nacional, 10,7 millones en Castilla-La Mancha, según el INFOVI), la “menor capacidad comercial” ante situación de pandemia, agravada por las nuevas variantes del SARS-CoV-2, y la voluminosa producción de la última campaña “por encima de las previsiones”, con 46 millones de hectolitros -5 de mosto-, entre 28 y 30 millones en la región.
Esas tres circunstancias ponen de manifiesto, ha sostenido el profesional experto, el “excedentario” balance vitivinícola y las “escasas expectativas” de dar salida a la producción “por los canales habituales”.
Y las consecuencias, en opinión de Ligero, son todavía más dramáticas: el hundimiento de los precios de los vinos, y las “dificultades” para encarar la próxima campaña, tanto en términos de volumen (capacidad de almacenamiento) como económicos (rentabilidad para productores y elaboradores).
Por ello, para el también presidente de la Confederación Europea de Destilerías Vínicas (CEDIVI), es “fundamental que la administración sea consciente y ponga en marcha medidas y la disposición de los fondos que pueden salir del PASVE”.
Este programa, ha recordado, cuenta para el presente ejercicio con una dotación de unos 202 millones de euros, destinados a inversiones y a medidas excepcionales como las puestas en marcha el pasado año: destilación de crisis, las ayudas al almacenamiento privado y la cosecha en verde.
Según datos del Ministerio de Agricultura y Alimentación, el pasado año fueron destinados 85,36 millones de euros del ejercicio 2020 a estas medidas excepcionales, y para el actual ejercicio 2021 prevé ya otros 6 millones de euros que se abonarán en concepto de cosecha en verde para actuaciones realizadas en la pasada vendimia.
Las destiladoras también necesitarán más ayudas, ha señalado el mismo portavoz, por el aumento en un 20% de las entregas de los subproductos establecidas reglamentariamente.
En resumen, Ligero se ha mostrado favorable a la aplicación de medidas en las que intervengan los destiladores de productos vitivinícolas autorizados, para paliar los efectos de la reducción de la demanda de vino, principalmente por el cierre del canal de hostelería, restauración y cafeterías (HoReCa), que supone un 60% de las ventas totales.
“Conviene anticiparse” para “no poner en peligro la próxima campaña”, ha redundado.
Contra las malas prácticas
Por otro lado, Ligero ha reiterado su rechazo a las prácticas comerciales que introducen materias primas (isoglucosa -en vez de mosto- para fabricar el vino, o alcohol procedente de cereales -frente al alcohol vínico- para los aguardientes y brandy) para elaborar vinos y aguardientes que no se corresponden con las habituales.
“Hay que reflexionar sobre ello y terminar con el fraude” porque “lo que se comercializa regularmente se deja de consumir regularmente”.