El balance, según Jesús Peñaranda, técnico de frutos secos en Cooperativas Agroalimentarias Castilla-La Mancha, ha sido bueno en volumen, aunque por debajo de “las expectativas” que habían calculado en primavera. También ha estado marcado por la meteorología y los altos costes de producción. De hecho, los efectos de la sequía han reducido el tamaño del fruto y ha bajado los rendimientos del cultivo.
Con todo, “no ha habido heladas extremas y muchas plantaciones nuevas han entrado en producción”, por lo que la recolección se ha salvado.
Ahora está pendiente, según el especialista, la estabilización del mercado y el repunte del valor de la producción, ante un escenario de “precios bajos”. Se debe, explica, a la “fuerte presión de la almendra proveniente de Estados Unidos”, a la espera de la entrada de la nueva desde puntos de producción como España y Castilla-La Mancha.
La lonja de frutos secos de Albacete recogía valores “bajos” la pasada semana, con 3,05 euros el kilo de grano de comuna con calibre, tras subir 0,05 euros en una semana, al igual que la guara que remontó en cinco céntimos el kilo hasta los 3,15 euros.
Por el contrario, la mesa consignaba 5,70 euros para la Marcona, tras bajar 10 céntimos, al igual que la Largueta, con una caída de 5 céntimos y recoger 4,35 euros el kilo.
Albacete es la principal provincia productora de frutos secos, recoge la entidad, con una producción total anual media de 7.000 toneladas y una superficie de 50.700 hectáreas de almendra (largueta, marcona y comuna), mientras que Ciudad Real se mueve entre las 4.000 y 5.000 toneladas.
Satisfacción en la recolección del pistacho
En el caso del pistacho, la cosecha ha sido más voluminosa, con gran satisfacción de algunos productores de la provincia de Ciudad Real. Las previsiones de crecimiento de la sectorial de la entidad cooperativa eran del 26% más con respecto al año pasado, y se han cumplido, incluso por encima, en distintos puntos de los territorios productivos de la comunidad autónoma.
Este año “se ha adaptado bien a las condiciones de calor y temperatura”, y ha habido “buena floración y cuajado”, ha señalado Peñaranda.
El cultivo de pistacho sigue creciendo año tras año en la región como producto alternativo a los cultivos leñosos cada vez con más demanda. Según Cooperativas Agroalimentarias hay unas 3.500 hectáreas plantadas, de las cuales 1.878 están injertadas. Del éstas, unas 400 ha encuentran en plena producción.