En fecha de comilonas y reuniones gastronómicas se hace más necesario que nunca el consumo de frutas y hortalizas para completar una dieta saludable.
Y es mejor acudir a los vegetales que se cultivan y recolectan en esta estación para favorecer la economía doméstica y el medio ambiente.
Los alimentos naturales de temporada aportan no solo sabores auténticos, sino que son más accesibles en los canales cortos y ayudan a luchar contra los desequilibrios territoriales y alimentarios de un mundo globalizado, en el que las leyes del mercado se han impuesto a la propia conservación de la biodiversidad.
El propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través del portal alimentacion.es, aconseja consumir frutas y verduras al menos cinco veces al día, y edita un calendario de hortalizas de temporada para destacar la gran variedad de estos productos que hay en España, con múltiples propiedades y deliciosos aromas y sabores.
Mes a mes, indican cuál es el mejor momento de comercialización de los alimentos saludables que ofrece la tierra, es decir, la época en la que llegan a los mercados y se pueden adquirir con más facilidad en la cesta de la compra por los consumidores.
Productos de huerta
Para el mes de diciembre recoge como los productos de huerta más propios de estas fechas las acelgas, los ajos, las alcachofas, el apio, la berenjena, el brócoli, el calabacín, la calabaza, el cardos, la cebolla, la col, la lombarda, la coliflor, la escarola, las espinacas, la lechuga, los nabos, los pepinos, los pimientos, los puerros, los rábanos, los repollos, los tomates, y las zanahorias.
Por su parte, las endibias, las judías verdes, o la remolacha tienen un menor nivel de comercialización, según el Mapama
Igualmente, el espárrago verde, los guisantes o las habas no están en la lista de productos ‘verdes’ para este mes de diciembre.
Las frutas
En el caso del calendario de las frutas de temporada, forman parte de él el aguacate, el caqui, la cereza, la chirimoya, la frambuesa, el kiwi, el limón, la mandarina, la manzana, la naranja, la pera, el plátano, el pomelo o las uvas.
Con ninguna influencia a la hora de crear la demanda y vender los productos en los distintos mercados están la sandía, la nectarina, el níspero, la paraguaya, el melocotón, el melón, el membrillo, la fresa y el fresón, la granada, el higo, el mango, el albaricoque, la breva, y la ciruela.
El consumo “en su tiempo” de estos productos auda a atajar las consecuencias del cambio climático, al apostar por alimentos que da la tierra en la estación más fría del año.
Así, la despensa se puede llenar de verdes oscuros, naranjas y marrones, los mismos tonos que da el tiempo que discurre entre el final de un año y el inicio de otro, con productos muy poco calóricos que aportan numerosas vitaminas y minerales.
La mayoría de estas verduras de invierno, bien de hojas o bulbos, pueden prepararse de diferentes maneras, bien hervidas, al vapor, rebozadas, guisadas como guarnición, al horno, a la brasa o para el relleno de carnes y pescados, lo que incrementa el poder nutritivo de una dieta diversa y equilibrada.
Dependiendo de las preparaciones gastronómicas en la cocina, los sabores pueden variar y ser más sabrosas las frutas y verduras que, a priori, pueden resultar sosas o insulsas, y así pueden atraer a grandes y pequeños, sobre todo si tiene bonitas composiciones.