Acaba de terminar la vendimia y los campos todavía huelen a uva recién cortada. Tras la boda de Estella del Carmen, la hija de Antonio Banderas, personajes de Hollywood han pasado por Castilla y se han asomado tímidamente a uno de los mejores territorios del vino: La Milla de Oro del Duero. El monasterio de Valbuena y la Abadía Retuerta congregaron a los invitados de la familia Banderas.
Un grupo de periodistas de la AEPEV, (Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino), coincidiendo en el tiempo con los invitados a la boda de Estella del Carmen, ha recorrido La Milla de Oro del Vino, conocida por la alta concentración de bodegas y viñedos de prestigio. Estas jornadas estuvieron organizadas por la Diputación de Valladolid.
La Milla de Oro del Vino discurre a orillas del río Duero, entre los pueblos de Peñafiel y Tudela de Duero (Valladolid). Aquí se descubre la extraordinaria conjunción de vino, gastronomía, arte y patrimonio que ofrece este territorio único de la provincia vallisoletana. El viaje terminó en la bodega Dehesa de los Canónigos, donde tradición, historia y elegancia se fundieron en torno al vino.
Pudimos visitar la Bodega Tr3smano (Padilla del Duero-Peñafiel), conocer un molino histórico sobre el río Duratón, donde se ubica el restaurante El Molino de Palacios, o ver el imponente Castillo de Peñafiel, donde nació el primer gran museo de vino de España y uno de los más visitados.
Recorrimos el Monasterio de Santa de Valbuena, sede de la Fundación Las Edades del Hombre, donde también tuvimos la oportunidad de conocer el Centro de Restauración de Obras de Arte, un espacio que simboliza el compromiso de la Fundación con la conservación del patrimonio cultural y artístico de Castilla y León.
Épica y lírica en esta aventura de siglos en el camino de esta Milla de Oro del vino, rodeada siempre de iglesias y monasterios. Una meta extraordinaria: de sus viñas nacen grandes vinos admirados por el mundo. Tierra y cielo. El hombre castellano no ha dejado de mirar al cielo mientras cultivaba con esmero la tierra, logrando hacer el mejor pan y el mejor vino para andar el camino de la vida.
Bodega Tr3smano: un sueño hecho realidad
La bodega Tr3smano, en la Ribera del Duero, ubicada en la Milla de Oro del vino es el resultado del sueño de tres figuras del mundo del vino: Fernando Remírez de Ganuza, Pedro Aibar y José Ramón Ruiz. Fernando, fallecido en 2024, fue un reconocido enólogo y uno de los bodegueros más importantes de España. José Ramón Ruiz, proveniente del mundo de la importación de vinos mexicanos, y Pedro Aibar, precursor de la DO Somontano, se unieron para crear un proyecto en esta región vinícola. La bodega actual se adquirió en 2013, y la primera añada de Tr3smano fue en 2014. La bodega trabaja con viñedos propios y con viticultores locales, priorizando la calidad y la relación con ellos a largo plazo. La producción actual es de unas 130.000 botellas al año, con vinos 100% tempranillo, excepto uno que es 100% albillo mayor, una variedad blanca local.
En el proceso de selección y vinificación de la uva se hace hincapié en la importancia de la calidad y el tratamiento individualizado de cada parcela. Desde la recolección manual con una primera selección en campo hasta la mesa de selección y la nueva despalilladora, se busca asegurar que solo la uva en óptimas condiciones llegue a los depósitos. La vinificación se realiza por parcelas para preservar las características únicas de cada una, y tras la fermentación, se utiliza una prensa hidráulica, priorizando la calidad sobre la cantidad al no apurar demasiado el prensado.
En las barricas se utiliza roble francés, húngaro, austriaco y americano en la crianza de vinos, con énfasis en la elección según el tipo de vino y la búsqueda de complejidad o frescura. Se prioriza el roble francés desde 2018 por su elegancia.
Todos los vinos tienen una crianza mínima de 12 meses en barrica. En la cata, probamos unos excelentes Tr3smano, vino blanco albillo mayor (2023), Proventus 2022, Tr3smano serie 2. 2021. (colección de viñedos históricos) y Lagar de Proventus (Alvarinho). DOC Duero.
El Castillo de Peñafiel, el mejor espacio para una cata
El majestuoso castillo de Peñafiel, declarado Monumento Histórico Nacional en 1917, se encuentra en el corazón de la Ribera del Duero. Se ha convertido en una seña de identidad de la comarca y baluarte de la difusión del rico legado de la viticultura vallisoletana. El castillo del siglo XV, desde 1999 alberga al Museo Provincial del Vino, un espacio para conocer los entresijos y detalles de la historia de la viticultura.
Refiriéndose a las condiciones óptimas de temperatura para los vinos en el interior del castillo, Miguel Ángel Benito, sommelier y miembros de la AEPEV asegura: “No querían hacer un castillo. Yo siempre digo que querían hacer una sala de catas”. Benito coordinó una cata de siete vinos donde se recorrió algunos de los vinos más representativos de la Milla de oro del Vino de Valladolid: Caballero Zifar. Albillo Mayor (2022) (Bodegas Zífar), Los tres dones 2023 (Bodegas Valdemonjas), Malleolus 2022 (Bodega Emilio Moro), Carroa 2021 (Bodega Protos), QS 2020 (Bodega Quinta Sardonia), Tres Matas VS 2019 (Bodega Vega de Yuso) Tinto Pesquera Gran Reserva 2019 (Bodegas Alejandro Fernández. Tinto Pesquera) y Vivaltus 2017 (Bodegas Vivaltus).
Valbuena, un monasterio sede de Las Edades del Hombre
El Monasterio de Santa María de Valbuena constituye uno de los conjuntos cistercienses de origen medieval mejor conservados de todo el continente europeo. Es también sede permanente de la Fundación Las Edades del Hombre desde el año 2002. Está ubicado en plena ribera del río Duero en la localidad vallisoletana de San Bernardo y rodeado de viñedos centenarios. A esta zona se la conoce como la cuna de los vinos Ribera del Duero, ya que se atribuye al monasterio de Santa María de Valbuena el primer lugar donde a partir el siglo XII, los monjes cistercienses comenzaron a sembrar las vides. En Castilla y León se fundaron hasta 42 monasterios cistercienses.
Las Edades del Hombre es el proyecto cultural con más proyección de los que se desarrolla en Castilla y León y uno de los más importantes en nuestro país. Se creó en 1988 y tiene como finalidad la conservación, investigación y difusión del patrimonio religioso de Castilla y León.
Se acaba de inaugurar en la catedral de Zamora y en la iglesia de San Cipriano una nueva edición bajo el título de “Esperanza”, que permanecerá hasta la Semana Santa de 2026.
Las Edades del Hombre: 12 millones de visitante y 5.000 obras expuestas
En más de tres décadas de trayectoria, las exposiciones de la Fundación Las Edades del Hombre han recibido a 12 millones de visitantes y se han expuesto más de 5.000 obras de arte, de las que se han restaurado aproximadamente el 30 por ciento de en el Centro de Conservación y Restauración, ubicado en el propio Monasterio de Santa María de Valbuena. Por estos talleres han pasado obras pictóricas, escultóricas, textiles, pétreas o de orfebrería de algunos de los mejores artistas de la historia del arte internacional. También otras piezas de carácter devocional de parroquias, cofradías, galerías o propietarios particulares.
Consuelo Valverde, directora del centro de conservación y restauración de la Fundación Las Edades del Hombre, explicó que éste “se dedica a tratar las obras de arte que se exhiben en las exposiciones anuales de la fundación, pero también ofrece servicios de conservación y restauración a cualquier entidad o persona que gestione patrimonio cultural, como museos o cofradías. Se realizan estudios de las obras y se ofrece la posibilidad de restaurarlas en el centro o, si es necesario, los técnicos se desplazan al lugar donde se encuentra la obra”.
El patrimonio diocesano en Castilla León es numéricamente el más importante de todas las regiones de Europa. Supone casi el 80% del total de la comunidad y roza el 50% de toda España.
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Dehesa de los Canónigos: Una historia de amor con el vino
Dehesa de los Canónigos es una de las grandes fincas históricas de la Ribera del Duero. (Pesquera de Duero). Su nombre hace referencia al primer propietario, el Cabildo de la Catedral de Valladolid, formado por 22 canónigos. Aunque la historia de esta bodega se remonta a la mitad del siglo XIX. La finca pasó a manos privadas tras la desamortización de Mendizábal, siendo adquirida por Teodoro de Lecanda.
Posteriormente, en 1931 la finca fue comprada por antepasados de los actuales propietarios, los hermanos Iván y Belén Sanz Cid.
Cultura, tradición y respeto por el medio ambiente son señas de identidad de esta bodega que, gracias a las cepas centenarias, el suelo de cascajo, las mejores barricas y la experiencia llevan a elaborar vinos excelentes, de los que pudimos catar: Dehesa de los Canónigos 2019 (15 meses en barrica), Solideo (Reserva 2021) y Luzianilla 2021 (Clarete de guarda). Todos los vinos se elaboran con uvas de la propiedad.
Actualmente la finca tiene 600 hectáreas, de las cuales 65 son de viñedo y 200 de pinar. Se trabaja principalmente con uvas tempranillo, cabernet y merlot, y se cuenta con certificación ecológica. La vendimia se realiza de forma manual.
Pequeña gran intrahistoria
La encargada de Comunicación de Dehesa de los Canónigos, Patricia Regidor, muestra la finca y explica detalles de la tierra, los vinos y de la vida en la finca. Ésta no es una vendimia más. Se echa en falta al patriarca, (Luis Sanz falleció en mayo de 2025). Sus hijos Iván y Belén Sanz Cid continúan sus labores en plena vendimia, con la responsabilidad y el convencimiento de que están siguiendo la estela que les marcó su padre. Patricia Regidor cuenta una pequeña gran intrahistoria de Luis y Mari Luz:
“En los años 60 el matrimonio formado por Luis Sanz Busto y Mari Luz Cid por diversas circunstancias estuvo a punto de vender la finca para la explotación del pinar. Pero Luis se retractó al encontrar una sentida inscripción de su esposa en un pino: “Dehesa querida, cuando te volveré a ver”. Esa inscripción sentó las bases de lo que hoy es Dehesa de los Canónigos: Luis estaba estudiando medicina y dejó la carrera para hacerse cargo de la finca. Su amigo Mariano García, entonces en Vega Sicilia, y a quien vendía la uva, le comentó: “Tienes una uva excelente ¿Por qué no te animas a elaborar tu propio vino? ¿Qué hicieron? Llamaron a otro enólogo muy conocido, Emilio Rojo, de Rueda, uno de los fundadores de la DO Rueda, de bodegas Palacio de Bornos. Éste le ayudó a elaborar unas barricas con uvas de la finca Dehesa Los Canónigos. La primera añada fue la de 1989”.
