Antonio Sánchez-Migallón / Presidente de CEOE-CEPYME
El título de este artículo separando, en sus sílabas, la palabra Em-pre-sa-rios, no es un fallo de los “duendes de la imprenta”. Con esta forma de expresión y haciendo un símil con el seleccionador de Baloncesto ganador del Mundial, Pepu Hernández, cuando dijo Ba-lon-ces-to, para llamar la atención de todos en la importancia de este deporte, quiero sumarme a esta forma de expresión.
El EMPRESARIO con mayúsculas debe retomar la importancia y el peso específico, que, parece, haber perdido en los últimos años, más aún con el inicio de esta crisis galopante que parece no tener fin.
Desde que tomé posesión como presidente de CEOE-CEPYME de Ciudad Real, de esto sólo hace unas semanas, aunque por la labor que se ha tenido que hacer, junto con el gran equipo formado, parece más tiempo; y desde siempre, en los diferentes puestos de responsabilidad que he ocupado en las organizaciones empresariales tanto a nivel provincial como regional y nacional, he defendido la figura del empresario. Este empresario y autónomo que se levanta cada día para hacer más grande esta provincia y que así lo ha demostrado durante largos años, colaborando para que este país se situara en las más altas cotas de modernidad y competitividad.
La dignificación del empresario debe ser la primera medida (y así lo refleja, por ejemplo, la Ley de Emprendedores recientemente aprobada por unanimidad en C-LM), para salir de esta situación, porque somos y seremos los principales protagonistas. Esto no significa que, por supuesto, no contemos con el apoyo y la ayuda vital de trabajadores, instituciones, organismos, entidades financieras, etc. La unión es más que necesaria, deben desecharse de una vez por todas los protagonismos porque la situación de crisis lo demanda. Tenemos que cambiar “nuestro chip” y retomar caminos conjuntos, porque si no, también seremos culpables de no afrontar con firmeza las posibles soluciones.
Todas éstas pasan por una serie de reformas como laborales, educativas, financieras, etc., es decir, un nuevo modelo de vida, porque la situación lo requiere y porque no volveremos a vivir épocas anteriores de desarrollo social y económico durante un largo tiempo.
Pero analizando todo estas premisas, creo y estoy seguro que el empresario de esta provincia sabe y estará preparado para luchar contra estas lacras, porque lo ha demostrado en situaciones similares y porque no les falta ingenio, responsabilidad, experiencia, tesón, competitividad, etc.
El EMPRESARIO debe mostrarse orgulloso de serlo y que, desde la niñez, se pueda educar en estos y otros muchos más valores, con el objetivo de colocar a este país en las cotas más altas, pero de forma permanente.
Son fechas ahora de recogimiento, de la unión familiar, en torno a unas fiestas que siempre hacen reflexionar sobre lo acontecido en un año tan complicado como éste.
Es cierto que tanto los empresarios y la sociedad, en general, como CEOE-CEPYME de Ciudad Real, en particular, se encuentran en una senda llena de obstáculos pero, como comentaba con anterioridad, la ilusión y el trabajo callado de cada uno de nosotros provocará que las navidades del próximo año sean, seguro, más alegres en todos los sentidos, porque, desde estas líneas afirmo que redoblaremos esfuerzos, para que las cifras del paro, principal escollo de nuestra sociedad , sean reducidas para el bienestar de todos.