La escritora y guionista María Zaragoza, conocida por su obra ‘La biblioteca de fuego’, que le valió el Premio Azorín 2022 compartió con el público su vivencia como «Niña de bar», una mujer que, a pesar de las dificultades, supo encontrar en su entorno la motivación para convertirse en escritora y guionista.
La escritora hizo un paralelismo entre el proceso de transformación del vino de La Mancha y su propia vida. «Soy una niña que me crié en un bar de carretera» explicó mientras narraba su infancia en el bar de su familia, un lugar ruidoso, lleno de hombres jugando a las cartas y fumando puros. La autora destacó cómo ese bullicio y jaleo, lejos de distraerla, se convirtieron en una herramienta para desarrollar su concentración. «Hacía los deberes con todos esos señores alrededor, y eso me dio unos superpoderes», afirmó, señalando que esa capacidad para concentrarse en medio del ruido fue clave para su desarrollo como escritora.
Zaragoza, nominada a los Premios Goya 2024 en la categoría de «Mejor Cortometraje de Ficción» por Cuentas Divinas, también compartió una reflexión profunda sobre cómo, desde pequeña, sentía una fascinación por ver a esos hombres transformarse cuando leían el periódico. «Me producía mucha curiosidad ver cómo, con solo coger un periódico, se volvían gatitos. Sentía envidia por saber qué era eso que los transformaba», comentó. Fue entonces cuando descubrió que había personas detrás de esas historias, lo que despertó su vocación literaria. «En cuanto descubrí que había gente escribiendo las historias, me di cuenta de que eso era lo que quería hacer en la vida», recordó.
A pesar de las dificultades de crecer en una familia humilde, en un restaurante de un pequeño pueblo manchego, y de enfrentar la discapacidad que descubrió en su vida adulta, Zaragoza nunca dejó de luchar por sus sueños. «No lo tenía fácil», afirmó, pero agregó que la adversidad se convirtió en su mayor fortaleza. «Lo que parecía una barrera se convirtió en un superpoder», dijo, haciendo referencia a la capacidad de pensar de manera diferente y conectar ideas de forma creativa.
A través de su historia de vida, Zaragoza inspiró a todos los presentes en FENAVIN, mostrando cómo las dificultades personales pueden convertirse en una fuente de fuerza y creatividad. La autora cerró su intervención destacando el paralelismo entre su propio viaje de superación y la evolución del vino manchego: «Como el vino, que en sus comienzos no se esperaba mucho, he tenido que luchar para que se viera el verdadero valor de lo que podía aportar».