A sus 87 años asegura que siempre se ha sentido muy feliz, sobre todo por su deseo de ayudar a los que más lo necesitan, como los niños ucranianos que el profesor ha traído a Ciudad Real cada verano en los últimos casi 30 años para paliar las secuelas del accidente nuclear de Chernóbil.
PREGUNTA.- Toda una vida dedicada a la docencia, ¿con qué se queda de esos años?
RESPUESTA.- Con lo feliz que he sido, porque yo me he dedicado a la enseñanza por vocación, y siempre he estado muy a gusto porque me he sentido muy considerado, tanto por padres como por niños.
P.- ¿Qué era lo más importante que quería transmitir, enseñar a los chicos?
R.- A ser buenas personas. Se me ocurrió hacer un campamento, que resultó un éxito para el colegio, y crear un aula de la naturaleza en el Valle de los Perales en Viso del Marqués donde había cabañas. Allí, en cada cabaña, dormía una mamá o papá con cinco o seis niños. Todo giraba en torno al estudio de todas las plantas y animales que podíamos ver. Fue un proyecto que aún muchos recuerdan y en el que recibimos apoyos de todos, desde los guardias forestales, el ayuntamiento y el propio pueblo. La verdad es que siempre me he encontrado todas las puertas abiertas donde he ido.
P.-¿Cómo eran los niños, los jóvenes de entonces?
Estaban muy unidos; había grupos muy unidos de gente joven, teníamos juegos como el aro, etc, que eran juegos muy diferentes, pero a todos nos unía esa historia. No se vivía económicamente como ahora, pero, sin embargo, la gente estaba muchísimo más unida, no sólo entre familias, sino entre todos, eran como familias, aunque no lo fueran, nos llevábamos todos bien, nos hacíamos favores con facilidad y esto ha evolucionado mucho.
P.- ¿A mejor?
Pues para los jóvenes quizá es mejor ahora, pero los que vivimos aquella época pensamos de una forma muy diferente. Indudablemente el progreso se observa, las condiciones de vida son mejores, pero esa unión y confraternidad pues ya no es igual, pero claro yo ya tengo 87 años, es normal que piense de forma diferente por naturaleza.
P.- ¿Cuándo surge exactamente la idea de crear esta asociación que usted dirige CREAN?
Pues en una misa. El cura lanzó una llamada para que acogiéramos a niños que traerían de Chernóbil, pero sólo 10 días. Y mi mujer dijo: “pues en vez de uno, vamos a traer dos para que no se aburran”, y mira por donde fuimos a la concejala de Bienestar Social para explicarle la situación y nos dijo que no había problemas. Cuando nos despedimos de los chicos se me partía el corazón de ver cómo lloraban porque no querían irse, y fui a hablar con la alcaldesa, que era Rosa y le propuse crear una asociación e ir trayendo niños de esa zona, y así lo hicimos.
P.- ¿Cómo fue al principio esa experiencia?
R.- Pues al principio llegaban niños con medios y niños que no tenían nada, y decidimos hacer un viaje a la zona para conocer mejor la situación, y en una de las visitas me llevaron por una iglesia donde ponía a las 10.30 español, y se me quedó y decidí empezar por ahí. Cuando llegué a España, le escribí una carta a un cura explicando lo que hacíamos y diciéndole que yo lo que proponía era traer a niños que los necesitaran de verdad. Entonces el cura se lo trasladó a unas monjas dominicas que vivían allí y a la superiora le dijo “Antonia mira esto es para ti”, y Antonia se fue al Obispado y empezamos a comunicarnos por fax, y ya ella fue la responsable de ir formando los grupos de niños.
P.- A raíz de ahí, ¿cómo se desarrolló esa colaboración?
R.- Más adelante hicimos otro viaje con las familias que acogían niños, nuestro afán era ayudar todo lo que pudiéramos, y vimos aquello y cómo vivían…y justamente habían comprado un solar y se me ocurrió otra idea: hacer una casa para albergar a muchos de esos niños que necesitaban educación y tantas cosas. Y se me ocurrió acudir a Cooperación Internacional y me apoyaron en ese sentido, pudiendo sacar adelante el proyecto en tres fases.
No puedo decir el nombre de la persona, pero aún nos faltaba dinero para terminar la casa, y vi a un amigo al que le pedí que buscara a gente para terminar la obra, y me preguntó ¿cuánto necesitas? Se lo dije y me contestó: “Cuenta con ello”, y yo no me lo podía creer pero resultó que era verdad, ingresó el dinero que hacía falta.
P.- Por lo que usted cuenta, siempre se ha encontrado con buena gente, ¿verdad?
R.- Siempre, la verdad es que sí, todas las puertas abiertas. Hasta en las piscinas del ayuntamiento nos permitían que estos niños pasaran de forma gratuita, y una vez a la semana al Playa park, algo que hemos mantenido hasta ahora.
P.- Cuando ocurre la invasión de rusa sobre Ucrania no dudan en colaborar en lo que puedan…
R.- Por supuesto, a mí se me cayeron los palos del sombrajo, y nos pusimos en marcha para ayudar. Mandamos dos autobuses y trajimos a 100 personas, mi casa se llenó.
P.- A pesar de cómo va el mundo, tiene esperanza….
R.- Siempre la hay, yo la he tenido siempre, y yo tengo fuerza para seguir haciendo lo que he hecho hasta ahora, es una labor muy bonita, me llena de felicidad; pienso en los niños y en su bienestar. Espero seguir muchos años, porque además es que siempre he estado rodeado de muy buena gente, el mérito no es mío, sino del conjunto de personas que hemos formado la directiva, nos hemos llevado muy bien.
P.- ¿Qué destacaría de todas esas experiencias que ha vivido con estos niños?
R.- El cariño mutuo. Los niños se encariñaban con las familias, y las familias con los niños y prueba de ello es que seguimos en contacto con ellos. El otro día uno de ellos me mando una escena de un ataque. Claro hablamos de niños que han venido desde los 9 años a los 19, o Álex desde los 11 y ya tiene 30, y el contacto continúa, algunos de los chicos que venían a mi casa siguen viniendo a verme. Por ejemplo, Álex que de ucrania se fue a Alemania, luego a Barcelona y de ahí vino a Ciudad Real a vernos. Existe un vínculo afectivo muy fuerte,
P.- ¿Qué le diría a los gobernantes?
R.- Que estén seguro de lo que hacen, y que se dediquen más a los niños, que muchos están sufriendo muchas guerras y necesitan ayuda.
P.- ¿Cree que se puede lograr un mundo más justo?
R.- Creo que todos lo creemos, pero no hacemos lo que debemos, no hacemos lo suficiente, y hay muchas calamidades en el mundo.
P.- Si pudiera convertir un sueño en realidad, ¿Cuál sería?
R.- Que toda esta gente saliera de la pobreza, es evidente, sobre todo los niños que nos preocupamos muy poco por ellos, y están muriendo niños en tantas guerras, África, Ucrania, Gaza, ¿esto qué es?
P.- ¿Cómo se siente con este reconocimiento de Ciudadano Ejemplar?
R.- No he recibido nunca un homenaje de este tipo, y será un día que no olvidaré.
