Plaza de toros de Ciudad Real. Segundo festejo de feria. Corrida de rejones. Media entrada.
Se lidiaron tres toros de Murube (primero, segundo y tercero), uno de Albarreal (cuarto) y dos de Salvador Gavira García (quinto y sexto), reglamentariamente despuntados. Primero bueno. Falto de celo el segundo. Tercero a menos, cuarto y quinto muy a menos. Sexto manejable.
Andy Cartagena: rejonazo entero contrario (dos orejas); rejón entero algo trasero (oreja).
Diego Ventura: pinchazo y rejón entero arriba y dos descabellos (oreja); pinchazo y rejón entero arriba en dos tiempos (oreja).
Leonardo Hernández: pinchazo y rejonazo entero trasero (oreja); rejón entero arriba en dos tiempos y descabello (dos orejas).
Los tres rejoneadores salieron a hombros.
Entretenida corrida de rejones celebrada en la segunda de feria en Ciudad Real, con un festejo que contó con ejemplares de tres hierros distintos que ofrecieron juego variado.
Los tres rejoneadores salieron contentos a hombros, y por lo que los aficionados -y aficionadas- comentaban, ellos -y ellas- también.
Andy Cartagena toreó al primero con Cartago de costado largo y tendido, con el de Murube yendo tras la montura con temple y continuidad. Luego, con Luminoso llegaron las piruetas y el par al violín, para dar paso a Pintas y tres pares de cortas y una rosa. Con el toro muy parado tras la extensa e intensa brega, Cartagena entró a matar sin apenas colaboración, aunque con acierto. Tanto que se le pidieron, y concedieron, las dos orejas.
En el cuarto el nivel no alcanzó lo logrado en el primero. El de Albarreal se vino muy abajo en el último tramo de la faena, con dos rejones de castigo y un considerable número de farpas sobre el lomo, lo cual indicaba que tuvo que acometer otras tantas veces. El presidente concedió una oreja, y público y rejoneador pidieron la segunda. Que lo hiciera el que paga es legítimo; la incitación del segundo no.
Diego Ventura apenas pudo brillar ni con Oro Negro, ni Lío, ni Hatillo por falta de acometividad continuada de su primer oponente. Sin embargo con Bronce, su par a dos manos sin cabezada y el intento -materializado según captó la fotografía incluida en la galería de ambiente- de morder el equino al vacuno, la faena entró en ebullición. Un pinchazo precedió al rejonazo entero, necesitando de dos descabellos.
El quinto, de Gavira García, se llevó lo suyo con los capotes de los auxiliadores. Hizo alguna cosa rara de inicio que no gustó a su jefe de filas y le bajaron los humos con las telas ellos, y con dos rejones de castigo el de La Puebla del Río. Luego, la labor de Ventura simplemente fue de justificación, cortando un trofeo.
Leonardo Hernández colocó dos rejones de castigo al tercero, exceso que a la postre acusó el de Murube, que acabó acobardado cerrado en tablas. El rejoneador cordobés anduvo con acierto desigual, con ganas evidentes aunque clavando las más de las veces a la grupa. Todo ello, y un pinchazo, no evitó que paseara una oreja de entidad menor.
Más vibrante resultó su faena al manejable sexto, en una labor que fue a más, con aspavientos varios y farpas de digna colocación, matando, además, a la primera, con el resultado de dos orejas a su esportón.
Por último apuntar que tanto solo en el caso de Diego Ventura pudimos saber el nombre de los caballos toreros que saltaban al ruedo, pues un auxiliar se encargaba de mostrar su nombre en un cartel que a los plumillas nos facilita la labor tremendamente. Un simple apunte.
Y hoy, vuelven los toros a pie.