“Llevo toda la vida disimulando que no soy malo, pero el teatro es un lugar adecuado para que se le vea a uno la sombra”, asegura Chani Martín, encargado de dar vida al “violento y diabólico” personaje del comendador en el ‘Fuenteovejuna’ de Rakel Camacho que se estrena este jueves en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.
En esta versión, “hay una capa muy importante que no está en otros montajes y aquí tiene mucha importancia que es esa guerra que está ocurriendo, que no se ve y en la que participa el comendador, quien luego va a su pueblo que es Fuenteovejuna a descansar”.
“Ese Fuenteovejuna es un refugio donde vive gente, donde se quieren y donde pasan cosas y este tipo llega con toda la violencia que absorbe en esa guerra que está librando y es el lugar donde se desahoga y hace lo que quiere. Desarrolla su caos en este pueblo al que debería proteger y, sin embargo, agrede y violenta”.
Hacer un personaje así conlleva su factura, admite. “Soy un actor muy poco psicológico en el sentido de que, cuando se cierra la puerta del teatro, me voy a mi casa y estoy con mis hijos, Sin embargo, con esta función me está ocurriendo algo particular, que esa violencia que ejerzo, eventualmente, algunos días, me afecta y me acompaña hasta casa. Y necesito darme una ducha y relajarme un rato porque evidentemente todo es una ficción pero en la que uno se tiene que emplear a fondo y eso de alguna manera me está afectando. Pero, vamos…, nada grave”.
Además, es una una violencia muy explícita. “Rakel ha querido que esa violencia tuviera muchos símbolos en el escenario, hay mucha sangre, hay un ejercicio físico enorme de unos sobre los otros y creo que tiene una gran presencia y es el motivo de que este ‘Fuenteovejuna’ de Rakel Camacho sea violencia o amor: el amor es el pueblo y la violencia el personaje que yo interpreto”.
“La intención de Rakel y me parece un acierto enorme ha sido no contemporizar, es acudir a ese pasado, contexto concreto en el que Lope escribió para hablar del presente, porque la violencia y amor, da igual los siglos que pasen, han tenido una gran presencia y la tienen en la historia del ser humano. Entonces, para hablar de nuestro presente, en el que ahora mismo hay muchas guerras abiertas, estamos hablando” que en el pasado esos conflictos ya tenían “una raíz enorme”.